miércoles, 20 de febrero de 2019

PERMANECIENDO EN LA PALABRA DE CRISTO


(Juan 8: 31, 32) "Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 3y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres “Jesús se dirige a los judíos que habían creído en él, y les dice una serie de cosas que son de absoluta aplicación a nosotros. Estos principios son:
1. Permanecer en Su Palabra.
 2. Lo cual nos convierte en Sus discípulos.
 3. Conocer la verdad.
 4. Lo cual nos hace libres.
 Permanecer en Su Palabra
"Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra…": Es relativamente fácil creer. Uno puede llegar a creer en Cristo sencillamente porque así ha sido toda su vida, porque quizás creció en un hogar cristiano. Porque ha visto un prodigio. Porque simplemente ha decidido creer. Porque le parece bonito. Creer es relativamente fácil, y no necesariamente compromete a nada. La Palabra enseña que los demonios creen…y tiemblan (Sgto. 2: 19) En el caso de ellos, es porque conocen, ya que antes fueron ángeles de Dios. Creer por sí mismo, implica una aceptación tácita de la verdad por principio, pero el Señor va más lejos, y les enseñaba a aquellos judíos que habían decidido creer en El, que debían PERMANECER en Su Palabra. PERMANECER en la Palabra de Cristo, ya no es un simple creer, sino que implica un compromiso y una acción, que se debe traducir en un modo de vida. ¿Por qué es más difícil PERMANECER?, porque como el mismo sentido de la expresión indica, eso implica un no moverse de la fe a pesar de los vientos huracanados y de las tempestades de la vida. Implica perseverancia y paciencia.
Vemos la parábola de los dos cimientos:

"Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina" (Mateo 7: 24-27)Nadie puede evitar que vengan riadas, lluvias torrenciales y diversos elementos extremos de la naturaleza, pero sí se puede evitar la destrucción que producen estos si se toman las medidas necesarias. Al menos, eso sí funciona en lo espiritual. El Señor nos enseñó que la solución estaba en el cimiento, el cual debía ser de roca. Ahora bien, Cristo es la Roca, y es el fundamento sobre el cual debemos edificar nuestra vida, ministerio, etc. Por otro lado, Cristo es el Verbo de Dios; es decir, la Palabra de Dios. De ahí que si después de creer, PERMANECEMOS en Él, o lo que es lo mismo, en su Palabra, no nos importarán los vientos recios de la vida, ni ninguna otra circunstancia adversa, porque siempre podremos resistir y quedar de pie y enteros. Si PERMANECEMOS en El y en Su Palabra, resistiremos al diablo y a su obra de destrucción, firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se cumplen en nuestros hermanos en todo el mundo (1 Pedro 5: 9)
 Permanecer en Su Palabra, nos convierte en Sus discípulos
" Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos”: No es discípulo de Cristo aquel que solamente cree. En cambio, lo es, aquel que cree, y creyendo, permanece en Su Palabra. La condición sin quantum para ser discípulo de Cristo, es el PERMANECER en Su Palabra. El que PERMANECE en Su Palabra, es aquel que ha comprendido, porque le ha sido revelado, que la Palabra de Cristo siempre se cumple, no importan las circunstancias, pero en el tiempo de Dios. Esas circunstancias adversas, pueden ser muy diversas, y casi siempre, tendrán elementos de odio a Cristo y a su obra, por lo tanto, también a los que somos Suyos. Veámoslo:(Juan 15: 18-21) "Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado “La Palabra de Dios dice: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5: 19) Los cristianos sabemos a Quién pertenecemos, por eso debemos perseverar en Su Palabra; y todo ello en un medio hostil, cual es este mundo condenado y perverso. Sabiendo que somos de Dios, no somos de este mundo, aunque vivamos al presente vivamos todavía en él, teniendo en cuenta la promesa que el mismo Jesús nos hizo:
"Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28: 20)
 Conoceréis la verdad “y conoceréis la verdad…”: El hecho de ser discípulos de Cristo, nos faculta para conocer la verdad. Conocer la verdad es conocer a Cristo, puesto que Él es la verdad. El énfasis acerca de la verdad, es debido al hecho de que existe el error, la mentira y el engaño en este mundo. Básicamente, el autor del engaño y la mentira y el error, es satanás. Él es el padre de toda mentira. La verdad nada tiene que ver con la mentira. De hecho, son realidades absolutamente distintas y opuestas. Cristo dijo: "No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí" (Juan 14: 30) Cristo quiere que conozcamos la verdad para que amemos la verdad, y consecuentemente aborrezcamos la mentira y el engaño.
Quiere que conozcamos la verdad para que vivamos en la verdad.
Los que somos discípulos de Cristo conocemos la verdad:
(1 Juan 2: 20, 21) "Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad"
 La verdad nos hace libres" y la verdad os hará libres":
La consecuencia de conocer la verdad, amándola y viviendo en ella, es que nos hace libres… ¿libres de qué? Libres del pecado y de sus consecuencias mortales.
Aquellos judíos que en un principio habían creído en Jesús, al oír esas palabras, desde su orgullo religioso y nacionalista, exclamaron:

"Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: ¿Seréis libres?" (Juan 8: 33)
Y Jesús les respondió algo que ellos no podían ni soñar. El Señor no se estaba refiriendo a una libertad según el sentido en lo natural, sino en lo espiritual:
(Juan 8: 34-36) "Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”: El único que nos puede hacer libres de la verdadera esclavitud, es Cristo, el cual nos hace libres del pecado por la Verdad, es decir, por Él mismo.
Leemos en Romanos 6: 14;
"El pecado no se enseñoreará más de vosotros, porque no vivís bajo la ley sino bajo la gracia “Dios, por Cristo da la gracia para que el pecado no se enseñoree más de nosotros, los que hemos conocido la verdad. Así pues, si permanecemos en la palabra revelada de Cristo, seremos verdaderamente sus discípulos, y esa es la única manera de serlo. Al ser sus discípulos, por permanecer en su Palabra, conoceremos la verdad; o, dicho de otro modo, conoceremos a Cristo. Conociendo a Cristo, seremos libres del pecado y de la condenación e


PECADOS NO CONFESADOS: Este es quizás el más común de los asesinos de la oración.


 El no habría escuchado si yo no hubiera confesado mis pe-cados (Salmo 66: 18, La Biblia al día). Dios es perfecto y no puede tolerar el pecado en nosotros. Como resultados, le resta poder a nuestras oraciones. La buena noticia es que Dios nos perdona cuando confesamos el pecado y este desaparece. Porque perdonare la maldad de ellos, y no me acordare más de su pecado (Jera. 31:34) Dios perdona y en ese momento se restaura nuestra relación y nuestra oración vuelven a cobrar poder. La oración evita que pequemos. El pecado evita que oremos.
 FALTA DE FE: Tiene un impacto increíblemente negativo en la vida de los cristianos. Sin fe la oración carece de poder. Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor (Santiago 1:6-7). La falta de fe hace a las personas inestables o de doble ánimo y las incapacitas para escuchar a Dios o recibir sus dones.
 DESOBEDIENCIA: Significa no someterse o sujetarse a los principios divinos, al des-obedecer demostramos la falta de confianza y dependencia en Dios, por tanto, las oraciones hechas bajo esas circunstancias son ineficaces. La obediencia es una condición para disfrutar de los benéficos del Padre. Esa es la condición que debemos cumplir para poder acercarnos a Él en oración. Si vamos a desarrollar una creciente relación con Dios y llegar a ser personas fuertes en la oración, debemos obedecer. La obediencia es el resultado natural de la fe en Dios. Quien ama y confía en Dios... Le obedece. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho... Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. (Juan 15:7,10).
FALTA DE TRANSPARENCIA CON DIOS Y CON OTROS: La transparencia es difícil para muchas personas. Pero la franqueza con otros puede tener un profundo efecto en nuestras vidas. La transparencia con Dios al orar le coloca en la agenda de Él en lugar de suya, y también le da la libertad a otros creyentes para que oren por usted estratégica y específicamente. Existe la gran necesidad de reconocer cuando fallamos y confesarlo pidiendo perdón en humildad. Cuando confesamos nuestros pecados unos a otros lo cual requiere de nosotros una absoluta transparencia, Dios puede sanarnos, limpiarnos y experimentamos una restauración espiritual, física y emocional. Además, nuestra transparencia ayuda a otros, porque les muestra que no están solos en sus dificulta-des. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por los otros, para que seáis sanados (Santiago 5:16).
 FALTA DE PERDÓN: El perdón no es un asunto trivial como la ciencia, el deporte, la riqueza o la fama. Ni tampoco una alternativa de palabras. Se trata de una actitud del corazón y de que el Espíritu Santo nos dé el poder para perdonar. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestros Padre celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas (Marcos 6:14-15). Cuando una persona se niega a perdonar a otra, se daña a sí misma, porque su falta de perdón producirá en ella raíces de amargura y con amargura no se puede entrar en oración y salir con bendición.
MOTIVOS FALSOS: cuando nuestros motivos no son buenos, nuestras oraciones carecen de poder. Por ende, es imprescindible cuando hacemos algo, especialmente los grandes proyectos, examinar porque lo estamos haciendo. Ese proceso expone nuestros motivos. Santiago 4:3, dice: pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. Al orar podemos examinar si estamos actuando con orgullo, temor, autosuficiencia, egoísmo, conveniencia, etc., Dios nos lo mostrara siempre que deseemos escuchar. Y si lo deseamos, Él cambiara nuestros motivos.
 LA IDOLATRÍA: Un ídolo puede ser cualquier cosa que se interponga entre Dios y nosotros; por tanto, idolatría no es, solo adorar una imagen, sino más bien, poner cualquier cosa primero que a Dios. Los ídolos vienen de muchas formas como el dinero, la fama, una carrera, los hijos, el placer, etc., pues este es un asunto del corazón. Según Ezequiel 14:3; Dios no permite que un adorador de ídolos, ni siquiera le hable. ¿Acaso he de ser yo en modo alguno consultado por ellos?

 INDIFERENCIA HACIA OTROS: Esa es una actitud incorrecta, y es abominada por Dios, pues Él se interesa por todos los hombres, sin importar su raza, clase, credo o nación. El Salmo 33:13 dice: Desde los cielos miró el Señor; vio a todos los hijos de los hombres. Las Escrituras están llenas de versículos que respaldan el anhelo de dios para que haya unidad entre los creyentes, los hermanos cristianos, los cónyuges, los laicos y los pastores, etc. Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también se améis unos a otros (Juan 13:34). A través de la oración a-prendemos a amar a otros. Es imposible que una persona odie y critique a alguien por quien está orando. La oración genera compasión, no competencia.
 INDIFERENCIA HACIA LA SOBERANÍA DE DIOS: Dios es omnipotente, omnisapiente y omnipresente; es decir, que todo lo puede, todo lo sabe y está en toda parte a la vez; por ende, es Soberano... (Salmo 139:1-18) ¿Adónde me iré de tu Espíritu, o adónde huiré de tu presencia?  Cuando Jesús mostró a sus discípulos como orar, lo primero que hizo fue enseñarles a honrar a Dios por lo que es: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra (Marcos 6:9-10). Cada vez que no prestamos atención al orden divino de las cosas, nos apartamos de los limites e impedimos nuestra relación con nuestro Padre celestial.
 VOLUNTAD REBELDE: La persona cuya voluntad está rendida a Dios mantiene una relación con el cómo la que se describe en la parábola de la Vid y los Pámpanos: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis y os será hecho...  (Juan 15:7) El propósito fundamental de la oración no es que obtengamos lo que queremos, sino aprender a querer lo que Dios nos da. Esto solo sucede cuando rendimos nuestra voluntad y nos colocamos en la agenda de Dios en lugar de la nuestra. Rendir nuestra voluntad a la de Dios reporta grandes beneficios. Uno de ellos es que Dios promete responder nuestras oraciones y conceder nuestras peticiones. Otro es que llegamos a recibir el poder de Cristo a través del Espíritu Santo. 

Proverbios 16:32 “Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades”


Todos nosotros de una u otra manera somos sorprendidos y se nos despierta una admiración por los conquistadores, por gobernantes, generales y comandantes. Toda esta gente es muy capaz, pero la palabra dice que mejor es el hombre que se domina a si mismo, que se gobierna, que se apropia de su espíritu, que el que conquista ciudades. Nos pueden asombrar las estrategias que han llevado a sus tropas a la victoria, pero la Biblia dice que mejor es el hombre que se enseñorea de su espíritu. Tú puedes ser mejor que ellos, que los conquistadores de pueblos y ciudades. Dominarse a sí mismo es algo muy importante, y a veces difícil. En ocasiones nos salimos de nuestras casillas, pero no debemos mantenernos así. Tienes que dominar tu espíritu. La palabra enseñorear en hebreo es la pala macha que significa dominar, gobernar, tener control. Hechos 24:24-25 “Algunos días después, viniendo Félix con Drusa su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré.” Esta es la escritura que más me llamó la atención acerca del tema. La justicia de Dios, el juicio venidero, la fe en Jesucristo, son doctrinas básicas para el desarrollo de la vida cristiana. Cuando tu recibes a Jesús en tu corazón, el té justifica; te hace un hombre justo delante de los ojos de Dios. ¿Por qué el apóstol Pablo fue inspirado por el Espíritu de Dios a mencionar el dominio propio entre la justicia y el juicio? El habló de estas doctrinas, y les recomendó a estas personas a tener dominio propio, que es parte del carácter Dominio propio es dominarse a sí mismo. El Señor nos salva, pero el dominio propio hace que nos vaya mejor en el juicio venidero. Si nosotros queremos tener mejores juicios en la vida, deberíamos tener mejor dominio de nosotros mismos. Si no dominamos la lengua, es obvio que carecemos de dominio propio. Si no dominamos la lengua esta va controlar el resto de nuestra vida. El centro cerebral de la boca es de los más importantes porque controla otros centros cerebrales en el cuerpo, por esto es que aprendemos a hablar de último. La palabra dominio propio en el griego es la palabra que se traduce para templanza en Gálatas 5:22-23. Esta palabra viene del griego “cerates”, que quiere decir: fuerte, robusto, tener poder sobre, poseer, reinar, controlar, continencia. Creo que no hay una persona que se logre controlar el 100% del tiempo de las veces, pero sí que hay aquellas que lo hacen el 90%, y otros que ni al 10% llegan. Nunca discuta con enojados. No hay ningún enojado que diga que el otro tiene la razón. Es importante entender que el Apóstol Pablo puso el dominio propio como una cosa de las más importantes que existen. Gálatas 5:23 dice que parte del fruto del Espíritu Santo es templanza. Un fruto que debemos de dar que llevamos a Jesús dentro de nuestro corazón, es la práctica del dominio propio. Siempre estamos viendo como poseemos algunas cosas, y todavía no hemos logrado poseernos a nosotros mismos, pero si lo logramos, vamos a lograr grandes cosas.
Una de las prácticas que traen el dominio propio es el ayuno. Dios lo dejó para que incremente nuestra fe. El ayuno no es para echar fuera demonios, sino para aumentar nuestra fe en el nombre de Jesús; este no es superior al nombre de Jesús. Cuando tu ayunas, te estas absteniendo de cosas buenas. Cuando ayunas tú dices no a lo que Dios te autorizó a hacer; a comer. Si aprendes a decir no a las cosas que no te son prohibidas, serás capaz de decirle no a las cosas que no te está permitido hacer. Cuando tú decides ayunar por tres días, tu carácter se fortalece, no solo en lo espiritual, si no que para decirle no a lo que es malo. La gente que tiene dominio propio sabe decirles no a sus derechos en determinado tiempo, para luego decirle si en el momento oportuno. Dominio propio es lo que hace que una empresa gaste menos de lo que gana, que tu presupuesto funcione, que no rompas una tarjeta de crédito y que la aprendas a usar, a que te sujetes a tus padres, aunque creas que no tienen la razón. Dominio propio es parte del carácter de los buenos administradores. La compulsión es lo opuesto al dominio propio. Un día, luego de ministrar a tantos jóvenes, mientras oraba, le pregunté al Señor por qué permitía que un joven o señorita desarrollara tan temprano. Le dije que la juventud es difícil. Todos nosotros en determinado tiempo empezamos a desarrollar. Llega el tiempo en que un joven es capaz físicamente de engendrar un hijo, y de que una señorita pueda dar a luz a un hijo. El tiempo que un joven y una señorita pueden tener relaciones, pero no deben; deben de contenerse. Le pregunté al Señor que por qué no encendía esa chispa una semana antes del matrimonio; esto haría la vida mucho más fácil. El Señor me contestó que este desarrollo ayuda a los jóvenes a ejercitar su dominio propio y desarrollar carácter. Esta oportunidad de que ya puedes hacer, pero no debes hacerlo, te da la oportunidad de desarrollar dominio propio en tu vida. Tú, como joven, te tienes que abstener de hacerlo, y los casados se tienen que abstener de hacerlo con más personas que no sean su cónyuge. La carrera del dominio propio nunca termina. La falta de dominio propio en un momento determinado de tu vida puede ser lo que te esté haciendo pagar por algo a lo que le dijiste sí, cuando debías haber dicho no. El dominio propio es el que te dice “lo comienzo y lo termino,” “tengo que estudiar, no importa cuánto cueste y cuando me duela.” Es el que te hace llevar a tus trabajadores a mayores niveles. Debes ser dueño de ti mismo en todas las áreas de tu vida. Yo tuve una tienda de ropa, tenía cientos de trajes a mi disposición. A mí me gusta la ropa, la buena, la fina, desde pequeño me enseñaron eso. ¿Sabe usted lo qué es para una persona que le gusta vestirse fino tener ese montón de trajes colgados? Yo podía tomar todos los que quería, pero nunca lo hice. Talvez usted puso su empresa, y lo primero que hizo fue darse lujos a usted mismo. Usted no tiene una empresa, lo que tiene es un trabajo en el que gana más. Lo que usted quería era ganar más para gastar más, y por eso quebró su empresa. De todos los trajes que vendía yo tenía solo cuatro. Tengo muchos más ahora que cuando tenía la tienda. El dominio propio es para no andar aparentando lo que uno no es. Hay una estadística que dice que en un barrio de gente acomodada solamente el 15% de esas personas pueden vivir allí, los demás viven aparentando y lo deben todo. El mundo de la apariencia es criminal y te puede llevar a hacer cosas indebidas a no ser que tengas dominio propio. Enséñalo a tu familia, a tus hijos, a tus discípulos. Si el dominio propio no aparece en nuestras vidas, nos vamos a perder de muchas cosas que pudimos tener. Cosas que por decir sí a algo a lo que debimos decir no echamos a perder todo. 2 Timoteo 1:3-7 “Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Luida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” Ya Dios te ha dado el espíritu de poder, de amor, pero también de dominio propio, por lo tanto, no tienes excusa. Tienes el espíritu de dominio propio y tienes que vivir de acuerdo a él. En otras palabras, el verso siete dice: El mantener un avivamiento en tu vida está ligado al dominio propio. Dominio propio es el que evita que peques y apagues tu avivamiento. El dominio propio también hace que ese avivamiento cobre acción. Si tienes dominio propio, puedes vivir en avivamiento. Porque tienes dominio propio sabes que te puedes avivar. Pablo dice que el avivamiento de tu vida, el avivar el fuego de Dios en ti, depende de ti. Tú decides cuando avivarlo. Tú decides cuando apagarlo. Domínate y lo mantendrás encendido. Conviértete en una persona que se enseñorea de su espíritu, y serás mejor que el que conquista ciudades enteras.

¿La vida que estoy invitando a vivir, es la vida que yo estoy viviendo?


No tenemos que buscar muy lejos para encontrar que las iglesias están llenas de personas que están tan deprimidas, angustiadas, preocupadas, ajoradas, desconsoladas como aquellas personas que no tienen a Cristo en sus corazones. Jesús no nos enseñó eso, él invitó a vivir la vida como él la vivió en la tierra. Él invitó a vivir una vida llena de amor, gozo, y paz. Es necesario que nosotros seamos transformados por el poder de Dios para vivir vidas como el Señor quiere que las vivamos. Un hombre dijo en una ocasión, “para que la iglesia lleve a cabo plenamente lo que Dios ha destinado para ella, tiene que tomar la necesidad de transformación tan en serio como los movimientos revolucionarios modernos.” A través del Nuevo Testamento los escritores del mismo sabían cuán importante era el que los cristianos fueran transformados por Dios continuamente. A veces nos conformamos con lo que somos y pensamos que Dios no va a cambiar nuestra forma de ser, nuestro carácter, nuestra forma de hablar, nuestra forma de amar, nuestra forma de relacionarnos con nuestras parejas, esposos(as), hijos, padres, vecinos, etc. Hay una palabra que estaba en la mente de los escritores del N.T. y es la palabra transformación. En Romanos 12:2, “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” (NVI) En Gálatas 4:19 dice, “Queridos hijos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes.” () En 2 Corintios 3:18,”...estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.” (LBLA) La palabra transformados en griego es la palabra metamorfow.
Había un hombre llamado “Juan” que llevaba más de 50 años en la iglesia, pero siempre estaba serio, con cara larga. (Experiencia del diácono.) Este hombre no estaba cambiando, era un gruñón con su esposa, con sus hijos, no tenía gozo, no era amoroso, no tenía vida en su ser.
Hay personas en la iglesia que hacen lo mínimo para ir al cielo, pero no gozan de la vida que Cristo vino a dar. La transformación en nuestras vidas como cristianos debe ser una visible y tangible por las demás personas. En la iglesia esperamos que personas que llevan años hagan lo que se les pide como cristianos, asistan a los cultos regularmente, acepten la doctrina que se enseña, sepan versos de la Biblia, eviten algunos pecados, diezmen, hagan el trabajo que se les pide. Ahora, hay algo que no esperamos de estas personas, de estos hermanos, y es que día tras día, semana tras semana, mes tras mes, Cristo sea formado en ellos. Llegamos a un punto como Creyentes que nos conformamos, nos acostumbramos a ser como somos y que no vamos a cambiar más. Decimos, “es que yo soy así.” No esperamos que gradualmente la Palabra de Dios nos haga una persona amorosa, comprensiva, misericordiosa, comunicativa, gozosa, compasiva. Las personas no Esperanto transformation en sus vidas.

Hasta los hombres y mujeres de Dios a veces experimentan soledad.


En el Antiguo Testamento Elías se destaca como el más dramático y vehemente profeta de Dios. Paró la lluvia, desafió a un rey cara a cara, hizo caer fuego del cielo, mandó ejecutar a cientos de falsos profetas y predijo con exactitud la fecha en que terminaría una sequía de tres años y medio. Sin embargo, en el Nuevo Testamento leemos que "Elías era tan humano como nosotros" (Santiago 5:17 BD). De modo que él también vivió momentos de angustia y soledad. Como resultado de cuatro pasos equivocados, Elías terminó en el desierto, bajo un árbol y totalmente desesperado (1 Reyes 18:46-19:4). En primer lugar, estaba exhausto físicamente. En segundo lugar, se turbó emocionalmente. En tercer lugar, no acudió a Dios espiritualmente. En cuarto lugar, se aisló socialmente.... Al final terminó desfalleciente bajo un árbol en un lugar desierto y lloró: "Es suficiente, Señor. Lleva mi vida. Quiero morirme.” ¿Alguna vez ha sentido usted un desaliento total y se ha visto sin nadie cerca que lo anime? ¿Ha experimentado en alguna ocasión el síndrome de Elías? Note cómo Dios satisface cada una de las necesidades del profeta en el momento de la crisis. Físicamente, Dios le da alimento y un buen descanso. Emocionalmente, el Señor le hace saber a Elías que su presencia está con él y lo anima. Espiritualmente, Dios exhorta a Elías a seguirlo una vez más. Socialmente, el Señor le habla a Elías acerca de un gran número de hombres y mujeres de Dios con quienes podrá tener camaradería y recibirá aún más ánimo. De la misma manera, Dios quiere suplir sus necesidades personales, apreciado lector. Usted no puede vivir la vida cristiana victoriosa en soledad y en sus propias fuerzas. Es imposible. Sólo experimentamos victoria por el poder del Cristo viviente (Gálatas 2:20). Su presencia y su poder son particularmente evidentes cuando dos o tres se reúnen en su nombre para orar por algo en concreto (Mateo 18:20).
Utilice su soledad o desaliento como una motivación para entregarse nuevamente al Señor. No permanezca sentado bajo el árbol de la desesperación. Las últimas palabras de Jesucristo fueron que estaría con nosotros siempre (Mateo 28:20). El quiere ser su mejor amigo, de modo que usted ya no se sienta solo. Además, congréguese con el pueblo de Dios (Hebreos 10:25) y no trate de enfrentar las batallas diarias de la vida por su cuenta. Ore con otros cristianos por sus necesidades mutuas y sus preocupaciones. Experimente el obrar de Dios en el Cuerpo de Cristo. La victoria en la vida cristiana siempre es un esfuerzo en equipo. ¿Por qué no comienza ya mismo a vivir de esta manera? Verá cuán distinta es la vida.

mensaje cristiano la roca

Nuestro Dios, él es la Roca, cuya obra es perfecta.
Deuteronomio 32:3-4. El solamente es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré. Salmo 62:6. Una roca evoca la solidez y la estabilidad. Inquebrantable, resiste al terremoto, al incendio, a la tempestad… Las grandes rocas proporcionan refugio, tanto a los animales como a los hombres. En la Palabra de Dios la imagen de la roca evoca lo que es inmutable, indestructible: es el poder de Dios manifestado en Cristo. El hombre pecador necesita, ante todo, esa roca para su salvación, porque debe ponerse al abrigo de la ira de Dios. Sólo hay salvación en Jesucristo, muerto por “los impíos(Romanos 5:6). El que oye las palabras de Jesús y las pone en práctica es comparado con el hombre que edificó su casa sobre la roca (Lucas 6:48). Cuidémonos de no ser como el insensato, quien edificó su casa en la arena. Éste es la imagen de aquel que se adhiere a una religión sencillamente para tranquilizar su conciencia cuando el pensamiento del más allá lo asedia. Para entrar en una verdadera relación con Dios es necesario fundar su fe sobre la roca. Usted dará el primer paso cuando le diga a Dios, con sinceridad y toda simplicidad, como el hijo pródigo: “He pecado contra el cielo y contra ti” Dios hará lo demás. Entonces usted conocerá su poderosa mano que le establecerá sobre la roca para siempre.
Cristo murió por nuestros pecados. Este es el verdadero fundamento de la vida cristiana. Nuestra seguridad descansa únicamente en el valor de la obra de Cristo. Aun is dud Amos o temblors, la Roca permanence inquebrantable.

  hombre dormía en su cabaña, cuando de repente una luz iluminó la habitación y se le apareció Dios… el Señor le dijo:
– “Hijo mío, tengo un trabajo para ti. ¿Ves esa gran roca junto a tu cabaña?, quiero que cada día la empujes con todas tus fuerzas” …
El hombre, feliz porque el Señor le encomendaba una gran misión, hacía cada día lo que el Señor le había pedido… empujaba aquella gran roca con todas sus fuerzas, día tras día…
Un día, después de varios años, el hombre regresaba cansado a su cabaña cuando encontró por el camino a Satanás:
– “Eres un tonto… has estado empujando esa roca por mucho tiempo y no has podido moverla… vaya tarea inútil que te han encomendado”, le dijo…
Pero el hombre no hizo caso y seguía perseverado, empujando obedientemente aquella gran roca cada día como el Señor le había pedido…
Nuevamente regresó Satanás a tentarle y a sembrar la duda en su corazón con pensamientos de fracaso y frustración:
– “¿Por qué sigues esforzándote todo el día en esta tarea imposible? Haz un mínimo esfuerzo, con eso será suficiente” …
El hombre luchaba contra la tentación y oró a Dios confesándole sus sentimientos:
– “Señor, por muchos años he trabajado duro en la tarea que me encomendaste… me he esforzado para conseguir lo que me pediste, he empujado día tras día, pero aun así, no he podido mover la roca ni siquiera un milímetro… ¿En qué he fallado? ¿Por qué he fracasado en lo que me pediste?”
Pero el Señor, lleno de su ternura infinita y mirándole con amor profundo, le respondió:
– “Querido hijo, cuando te pedí que me sirvieras y tú aceptaste, te dije que tu tarea era empujar la roca con todas tus fuerzas… Nunca te dije que esperaba que la movieras, tu tarea era empujar y eso lo has hecho a la perfección… Ahora vienes a Mí sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste? Empujando la roca con perseverancia has aprendido a vencer la tentación del demonio que te decía que era inútil y has fortalecido tu fe… Además, Yo sabía que tus enemigos eran fuertes y vendrían contra ti… por eso quise que ejercitaras tu cuerpo y, gracias a tu perseverancia empujando la roca cada día, desarrollaste una gran fortaleza física y tus enemigos no han podido contra ti… Ahora eres fuerte espiritual y físicamente… Has vencido al demonio y a tus enemigos de la tierra… ¿Crees que fracasaste? Cierto que no has movido la roca, pero tu misión era sólo ser obediente y empujar para que yo cumpla en ti mis designios… y eso lo has conseguido… Ahora, querido hijo, Yo moveré la roca” …
Estamos llegando a la mitad de la Cuaresma y tal vez te sientes un poco cansado… has estado orando más, ayunando más y dando más a los necesitados… tal vez te preguntas si verdaderamente esto ayudará a que vivas mejor y más profundamente la Semana Santa y te encuentres con Cristo resucitado el día de Pascua… tal vez hasta has fallado en alguno de los propósitos que hiciste al comenzar… por eso quiero invitarte a perseverar como hizo el hombre de la historia… el Señor nos pide que demos lo mejor de nosotros… que pongamos el corazón en empujar con fuerza esa “roca” que Él nos ha puesto al frente… al final, Él completará lo que falte para que nuestra transformación sea total… tú solamente empuja…

mensaje cristiano dones del Espíritu

En realidad, hay tres listas bíblicas de los “dones del Espíritu,” también conocida como dones espirituales. Los tres pasajes principales que describen los dones espirituales son Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12:4-11; y 1 Corintios 12:28. Los dones espirituales identificados en Romanos 12 son profecía, servicio, enseñanza, exhortación, dadivosidad, liderazgo y misericordia. La lista en 1 Corintios 12:4-11 incluye la palabra de sabiduría, palabra de conocimiento, fe, sanidad, poderes milagrosos, profecía, discernimiento de espíritus, hablar en lenguas e interpretación de lenguas. La lista en 1 Corintios 12:28 incluye sanidades, ayudas, administraciones, y diversas clases de lenguas. Esta es una breve descripción de cada uno de los dones:

Profecía – La palabra griega traducida como “profetizar” o “profecía” en ambos pasajes significa propiamente “hablar” o declarar la voluntad divina, para interpretar los propósitos de Dios, o para hacer saber de cualquier manera la verdad de Dios que está designada para influir en la gente. La idea de predecir el futuro fue añadida en algún momento en la Edad Media y está en directa contradicción con otros pasajes de la Escritura que condenan tal adivinación o predicción del futuro (
Hechos 16:16-18).

Servicio – También conocido como “ministrar,” la palabra griega diakonian de donde obtenemos la palabra “diácono,” que significa algún tipo de servicio, dentro de la amplia aplicación de la ayuda práctica a quienes están en necesidad.

Enseñanza – El don implica el análisis y la proclamación de la Palabra de Dios, explicando su significado, contexto y aplicación para la vida del oyente. El maestro dotado es alguien que tiene la habilidad única para instruir con claridad y comunicar el conocimiento, específicamente las doctrinas de la fe.

Aliento – También llamado “exhortación” es un don que es evidente en aquellos que consistentemente llaman a otros para atenderlos y darles seguimiento en la verdad de Dios, lo que puede incluir su corrección o edificación, a través de fortalecer a los débiles en la fe y el confortarlos en sus pruebas.

Dadivosidad – Quienes tienen este don, son aquellos que gustosamente comparten lo que poseen con los demás, ya sea en lo financiero, material u ofreciendo su atención y tiempo personal. El dador se preocupa por las necesidades de los demás y busca oportunidades para compartir sus bienes, dinero y tiempo con ellos cuando surge la necesidad.

Liderazgo – El líder dotado es aquel que dirige, preside o administra sobre otras personas en la iglesia. La palabra literalmente significa “guiar” y conlleva la idea de alguien que dirige un barco. Alguien con el don de liderazgo gobierna con sabiduría y gracia y exhibe el fruto del Espíritu en su vida al dirigir con el ejemplo.

Misericordia - Íntimamente ligado con el don de la exhortación, el don de la misericordia es evidente en aquellos que muestran compasión por los que están en desgracia, mostrando empatía y sensibilidad junto con el deseo y los recursos para aliviar su sufrimiento de manera gozosa y bondadosa.

Palabra de sabiduría – El hecho de que este don sea descrito como “palabra” de sabiduría, indica que es uno de los dones del uso de la palabra. El don describe a alguien que puede entender y declarar verdades bíblicas, de tal manera, que puedan hábilmente ser aplicadas a las situaciones de la vida con todo discernimiento.

Palabra de conocimiento – Este es otro don de la palabra, que implica entender la verdad con una visión que solo puede venir por revelación de Dios. Aquellos con el don del conocimiento, comprenden las cosas profundas de Dios y los misterios de Su Palabra.

Fe – Todos los creyentes tienen fe en alguna medida, porque es uno de los dones que concede el Espíritu a todos los que vienen a Cristo en fe (
Gálatas 5:22-23). El don espiritual de la fe es manifestado por alguien con una fuerte e inquebrantable confianza en Dios, Su Palabra, Sus promesas, y el poder de la oración que efectúa milagros.

Sanidad – Aunque Dios aún sana en la actualidad, la habilidad del hombre para producir curaciones milagrosas perteneció a los apóstoles de la iglesia del primer siglo, con el fin de confirmar que su mensaje procedía de Dios. Los cristianos de ahora no tienen el poder de sanar a los enfermos o resucitar a los muertos. Si ellos lo hicieran, los hospitales y las morgues estarían llenos de estas personas “dotadas” desocupando camas y féretros por todas partes.

Poderes milagrosos – También conocidos como el don de hacer milagros, es otro don de señal temporal, que implicaba realizar eventos sobrenaturales que pudieran ser atribuidos únicamente al poder de Dios
(Hechos 2:22). Este don fue manifiesto en Pablo (Hechos 19:11-12), Pedro (Hechos 3:6), Esteban (Hechos 6:8), y Felipe (Hechos 8:6-7), entre otros.

Discernimiento (identificación) de espíritus – Ciertos individuos poseen la habilidad única de distinguir entre el verdadero mensaje de Dios y el del engañador, Satanás, cuyos métodos incluyen sembrar doctrina errónea y engañosa. Jesús dijo que muchos vendrían en Su nombre y engañarían a muchos (
Mateo 24:4-5), pero el don de discernimiento de espíritus es dado a la Iglesia para protegerla de engaños como estos.

Hablar en lenguas – El don de las lenguas es uno de los “dones de señal” temporales dado a la iglesia primitiva para permitir que el Evangelio pudiera se predicado a través del mundo por todas las naciones y en todos los lenguajes conocidos. Implicaba la habilidad divina de hablar un lenguaje nunca aprendido por el hablante. El don autentificaba que tanto el mensaje del Evangelio como quienes lo predicaban procedían de Dios.

Interpretación de lenguas – Una persona con el don de interpretación de lenguas podía entender lo que el que hablaba en lenguas estaba diciendo, aunque él no conociera el lenguaje que se había usado. El intérprete de lenguas podía entonces comunicar el mensaje del que hablaba en lenguas a todos los demás, para que pudieran comprenderlo.

Ayudas – Este don está íntimamente ligado con el don de la misericordia. Aquellos con este don de ayudas, son quienes pueden auxiliar o prestar asistencia a otros en la iglesia con gracia y compasión. Este don tiene una amplia gama de posibilidades para su aplicación. Lo más importante, es que éste tiene la habilidad única de identificar a aquellos que están luchando con dudas, temores, y otras batallas espirituales; para acudir con quienes tienen la necesidad espiritual de una palabra amable, empatía y compasión; y hablarles de la verdad bíblica que es a la vez convincente y amorosa.

¿Cuál es el propósito de los tiempos de desierto en nuestras vidas?


El Salmo 106:13-15 dice: “Bien pronto olvidaron sus obras; no esperaron su consejo. Se entregaron a un deseo desordenado en el desierto; Y tentaron a Dios en la soledad. Y él les dio lo que Pidieron; mas envió mortandad sobre ellos”
Dios nos llama en este tiempo a que aprendamos sus lecciones en el desierto y las aprobemos. Cuando eso suceda estaremos calificados para llegar a la tierra de bendición. Sin obediencia no hay bendición, pues Dios siempre bendice a los fieles.
Deuteronomio 8:3 nos dice cuál es otra importante lección que debemos aprender y aprobar en el desierto: “Para hacerte saber que no solo de pan (representa las cosas materiales) vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre”
Dios quiere enseñarle a su pueblo a vivir dependiendo siempre ciento por ciento de El y no de lo que podemos ver, sentir o palpar. Como pueblo de Dios debemos ser sustentados por la Palabra de Dios, pues ella es creativa. Dios ha dado promesas para que nosotros las tomemos por la fe y la confesión. A menos que hagamos eso nunca las recibiremos. Las promesas de Dios son legalmente nuestras, pero serán prácticamente nuestras luego que las tomemos invisiblemente por la fe y la confesión de la Palabra de Dios. Al creer con fe y confesar las promesas de Dios, algo sucede en el mundo espiritual y hace que se cristalicen en nuestro mundo terrenal. ¡La palabra de Dios es creativa! (Lea Génesis 1).
El Señor también ha decidido que pasemos primero por el desierto para luego entrar en la tierra de bendición para recordarnos que si recibimos sus bendiciones ha sido por Su Gracia y Misericordia, no por nuestros méritos. Pareciera que cuando estamos con problemas y tiempos de desiertos buscamos a Dios con ahínco, pero cuando El nos responde y da lo que esperábamos, ya dejamos de buscarle y nos vamos contentos con la bendición pero sin El que bendice. Tenemos una tendencia a la soberbia y arrogancia espiritual cuando alcanzamos el éxito por eso Dios nos recuerda en Deuteronomio 8:7-10
“Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas, y montes; tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás obre. Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.”
El Señor nos recuerda todo esto porque entrar en la tierra prometida, la tierra buena de bendiciones tiene sus peligros, que debemos evitar:
  • Deuteronomio 8:11 “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios”. Significa el peligro de olvidarse de Dios
  • Deuteronomio 8:14 “y se enorgullezca tu corazón”. Significa el peligro de llenarnos de orgullo y soberbia.
  • Deuteronomio8:17 “y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza”. Eso significa el peligro de caer en la Altivez y soberbia intentando robarle la gloria y el mérito a Dios.
Por eso el v. 18 dice: “sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto...”
Si usted quiere ser un cristiano fiel que disfrute de las bendiciones de Dios con un corazón humilde y agradecido, interprete el tiempo de desiertos que hoy está atravesando como un tiempo determinado por Dios para prepararlo para la buena tierra que Él le ha prometido. Humíllese bajo su poderosa mano para que Él lo exalte cuando sea Su tiempo y en su vida verá la Gloria de Dios.1.     “Para afligirte”. Es fácil alabar a Dios y serle fiel cuando todo sale de maravillas, pero ¿qué pasa en la adversidad y cuando todo sale mal? ¿Seguimos fieles en medio de los problemas? Allí Dios prueba la CALIDAD de la vida espiritual que tenemos. Muchas veces pensamos o decimos con un tono de orgullo y soberbia que somos los “invencibles” y Dios nos aflige para mostrar nuestra realidad carnal que debe ser tratada y quebrada por el Señor.

2.     “Para probarte” ¿Probar qué? El NIVEL de nuestra espiritualidad. Aquí el Señor mide nuestra madurez y crecimiento espiritual. Tener años de creyente no significa alcanzar madurez.
3.     “Para saber lo que había en tu corazón”. Aquí el Señor prueba nuestra INTENCION interior de obedecer o desobedecerle. Podemos engañar a todos los que nos rodean con una fachada de “fieles y llenos de obediencia” pero el Señor siempre mira la intención del corazón.
Los tiempos de desiertos siempre nos muestran LO QUE EN REALIDAD SOMOS ANTE DIOS. Por cierto, él ya lo sabe de antemano, pero quiere que nosotros los sepamos para que nos humillemos, arrepintamos y volvamos al sendero de la obediencia.
¿Qué fluye de su ser en los tiempos de desiertos? ¿Fluye la presencia de Dios o su naturaleza carnal no quebrada? Dios siempre mira nuestras actitudes pues ellas revelan lo que hay oculto en el corazón. El pueblo de Israel en el desierto reveló su rebeldía, queja, desobediencia, incredulidad, tibieza, murmuración e idolatría. A ellos no les interesaban las lecciones de Dios en el desierto, sino que querían solamente la bendición de Dios en la tierra prometida. Muchos de nosotros también somos así, somos tan necios de corazón y egoístas que en vez de tomar los tiempos de desiertos como un tiempo necesario de formación y crecimiento espiritual para llegar posteriormente a la tierra bendecida, nos rebelamos y lo único que nos importa es tener en nuestros brazos lo que habíamos pedido. Debido a nuestra rebeldía y por no interpretar el obrar del Señor es posible que Dios nos dé lo que queremos, pero SIN SU BENDICION. Esto mismo le sucedió al pueblo rebelde de Israel.
Números 11:19-20 dice: “No comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días, sino hasta un mes entero, hasta que os salga por las narices, y la aborrezcáis, por cuanto menospreciasteis a Jehová que está en medio de vosotros, y llorasteis delante de él diciendo: ¿Por qué salimos acá de Egipto?”
Números 11:31-34 dice también: “Y vino un viento de Jehová, y trajo codornices del mar, y las dejó sobre el campamento, un día de camino a un lado, y un día de camino al otro, alrededor del campamento, y casi dos codos sobre la faz de la tierra. Entonces el pueblo estuvo levantado todo aquél día y toda la noche, y todo el día siguiente, y recogieron codornices; el que menos, recogió diez montones; y las tendieron para sí a lo largo alrededor del campamento. Aún estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese masticada, cuando la ira de Jehová se encendió en el pueblo, e hirió Jehová al pueblo con una plaga muy grande”
Allí no todos murieron en el desierto, solo perecieron los codiciosos. La palabra codicia significa: “Apetito desordenado por la riqueza, deseo desesperado por las cosas”. Hoy día hay mucho pueblo de Dios que, en vez de desear más del Señor, desear ser enseñados y corregidos por El, lo único que les interesa es su bienestar material. Nunca lo olvide: La bendición sin la bendición de Dios se transforma en maldición. Si nosotros hoy somos tan desobedientes de no aceptar lo que Dios nos da en el desierto, es probable que recibamos lo que pedimos, pero con maldición.

Construyendo la imagen de Dios


2Cor.3:18.
Después de pasar largos períodos en la presencia de Dios, Moisés descendía con su rostro iluminado por haber contemplado la gloria del Señor. Ex.34:29-33. El resplandor de su rostro no podía ser soportado por los israelitas, así que él tenía que cubrir su cara con un velo. Solamente cuando subía para estar con el Señor, Moisés descubría su rostro, Ex.34:34.El apóstol Pablo utiliza esta experiencia del gran libertador de los israelitas como una metáfora para destacar lo que debe ser la gloria de Dios en el cristiano: "Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor,  y vamos transformándonos en su imagen misma,  porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu". 2Cor.3:18, Mientras Moisés ocultaba la gloria del Señor, que estaba en su rostro, con un velo, el nuevo creyente debe mostrarla al mundo: “todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor"… Esto último agrega una responsabilidad sobre nosotros que muchos ni siquiera saben que tienen. Dos vehículos se aproximaban a un semáforo. El que iba adelante frenó de manera brusca porque la luz se había puesto en amarillo. El vehículo que le seguía, también tuvo que frenar abruptamente para no impactar al primero. Cuando ambos estaban esperando la luz verde en el semáforo, el conductor del segundo vehículo comenzó a grito improperios al conductor que frenó bruscamente. Unos policías que observaban la escena se dirigieron al conductor alterado, le pidieron sus documentos y se lo llevaron arrestado a la delegación. El conductor no sabía la razón del arresto. Fue hasta pasadas tres horas, cuando quedó libre, que por fin recibió explicaciones de su detención: -¿Quiere saber por qué lo detuvimos? –preguntó uno de los policías. Claro que sí –dijo el hombre visiblemente confundido. Las razones son dos, afirmó el oficial. La primera razón es que usted estaba demasiado alterado, y se notaba casi fuera de control. La segunda razón es porque nosotros pensamos que el carro que usted manejaba era robado, y lo trajimos a la delegación para confirmar con sus documentos que el vehículo le pertenece. El hombre más confundido aún, dijo –pero claro que el vehículo es mío, acá están mis documentos. Lo que pasa –contestó el policía- es que en la parte trasera del carro dice: "Soy cristiano" y como usted insultó al otro conductor de manera soez, nosotros pensamos que el carro no era suyo porque el dueño es cristiano, y en ese momento usted no parecía uno de ellos. Nosotros los creyentes somos portadores, ante el mundo, de la gloria de Dios. Cuando las personas nos ven, ¿qué ven? Pablo escribió esto de los hermanos de Filopos: "Cada vez que me acuerdo de ustedes doy gracias a mi Dios;  y cuando oro, siempre pido con alegría por todos ustedes;"… Fil.1:3, 4.. Recordar a los filipenses era un motivo de gozo para Pablo. Cuando pensaba en ellos, un amor profundo y un cariño limpio venían a él. ¿Qué piensan de nosotros las personas cuando nos recuerdan? ¿Nos considerarán personas de bien y buenos cristianos? ¿Verán las características de Jesús en nosotros, o verán personas llenas de problemas y amargura? ¿Se notan los rasgos de Dios en nuestra vida? Pablo aplica detalles importantes para demostrar cómo el discípulo de Jesús es utilizado por Dios para manifestarse al mundo: "somos como un espejo que refleja la gloria del Señor"… El diccionario semántico de Vine, en la acepción de "espejo", dice: "esportón, traducido «espejo». Se usa para referirse a cualquier superficie suficientemente lisa y regular que refleje de manera uniforme los rayos de luz, y que por ello produzca imágenes de objetos que, estando en realidad enfrente de ellos, parezcan al ojo como estando detrás". De esta misma forma, como el espejo tiene ciertas características para reflejar imágenes, nosotros también, necesitamos tener ciertas cualidades que nos den la competencia para proyectar al mundo lo que Dios es. Por otro lado, Vine asegura que el sentido de espejo que los personajes del mundo bíblico tenían, era el de algo que reflejaba una imagen, que estando realmente afuera, parecía estar dentro del mismo espejo. Esto puede ilustrarnos que la gloria del Señor que queremos reflejar al mundo, debe nacer desde lo más profundo de nuestro ser. Dios debe ser una experiencia íntima del creyente y no una mera teoría superficial, impersonal. Cuando la gente nos vea tiene que creer que Dios está dentro de nosotros y no en nuestro exterior como un simple reflejo. También, note la impresionante verdad que declara Pablo: y vamos transformándonos en su imagen misma… No solo reflejamos la gloria del Señor, sino que a la vez nos vamos convirtiendo en esa imagen que reflejamos. Quiere decir que mientras más contemplemos la gloria del Señor, más la estaremos asimilando en nuestras vidas. En resumen, somos lo que vemos, lo que reflejamos. Pablo aclara esa idea al decir "porque cada vez tenemos más de su gloria". El resplandor que Moisés adquiría se iba disipando poco a poco, 2Cor.3:7, mientras el nuestro aumenta. ¿Qué estamos viendo? ¿En qué estamos centrando nuestra mayor atención? Moisés quería solamente ver la gloria del Señor, "Te ruego que me muestres tú gloria." Ex. 33:18, pero este legislador solo pudo verla parcialmente, pues, ningún hombre puede ver la gloria del Señor y continuar con vida, Ex.33:20. En cambio, el cristiano tiene la dicha de ir asimilando en sí mismo esa gloria. No solo debe conocerla y reflejarla, sino que debe irla formando en su propio ser. Esta transformación es continua. El participio transformándonos da la idea de una acción constante, esto indica que la transformación que se está gestando en nosotros ocurre día a día. Cada vez nos parecemos más al Señor. Pero, aunque Pablo deja ver esta verdad como algo que nos ocurre, esto no quiere decir que nosotros no debemos hacer nada para que esto pase. Todo lo contrario, necesitamos mostrar un vivo interés por parecernos más al Señor a diario. Debemos tener contacto con él por medio de la oración y su palabra, y otras prácticas piadosas que nos ayuden a profundizar nuestra vida en él. Una vez que nuestras fuerzas estén dirigidas a lograr este objetivo, cada vez tendremos más de su gloria. Al final, lograremos ser por completo como él, Fil.3:21; Col.3:10; 1Jn.3:2. Para reforzar la idea anterior, en el texto se usa la palabra, metamórfico, de donde se traduce nuestra palabra española metamorfosis, "Transformación de algo en otra cosa". Esta es la idea del texto, que el cristiano se va transformando en esa gloria de Dios que está contemplando. Metamórfico implica cambiar la naturaleza esencial de algo a una naturaleza diferente. Esa naturaleza diferente por la cual debemos cambiar esta naturaleza humana, es la imagen de Dios. La palabra imagen acá no tiene el sentido de representar algo, sino ser lo representado mismo. Cuando al Señor le hablaron sobre la paga de impuestos, él dijo: "Jesús les preguntó: – ¿De quién es esta imagen y el nombre aquí escrito?" Mt.22:20 El rostro del emperador en una moneda no estaba aludiendo solamente a la semejanza de la figura con la persona, sino a la persona misma. Es más, cuando se habla de imagen, puede aludirse a una estatua, cuya representación es similar a lo representado. La asimilación de esa imagen, se da por la metamorfosis que se gesta a diario en nuestras vidas, hasta que, en la eternidad, seamos como es él: "y se han revestido de la nueva naturaleza: la del nuevo hombre, que se va renovando a imagen de Dios, su Creador, para llegar a conocerlo plenamente". Col.3:10. La progresión de la gloria en la vida de los creyentes se da en etapas crecientes. El estancamiento no es posible. La renovación debe ser una realidad diaria. Al haber pecado, los hombres dejamos de reflejar la gloria de Dios, Ro.3:23. Sin embargo, esa función del hombre es restaurada en Jesús. El tiempo debe ser nuestro fiel testigo de que la imagen de Dios se ha formado en nosotros. No es posible convertirse al cristianismo y continuar con los mismos hábitos, formas de pensar y actuar. Alguien que se ha entregado totalmente, es alguien renovado. En realidad, el cristiano es susceptible a asimilar las conductas y prácticas de este mundo, y somos mandados a renunciar a los hábitos, ideas y prácticas de este siglo, Ro.12:2. He aquí el contraste que plantea una conversión en cualquiera de dos direcciones, ya sea a la imagen de Dios, o a amoldarse a los caprichos de este mundo. El apóstol de los gentiles termina explicando cómo es que toda esta transformación y asimilación se va gestando en nosotros: "y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu". Es por la obra del Espíritu Santo que vamos renovándonos constantemente, Ti.3:5. Por esta razón es que debemos poner mucha atención a la dirección del Espíritu en nosotros, procurar llenarnos de él y no estorbar su trabajo con nuestros malos hábitos pecaminosos. El Espíritu Santo es el encargado de mostrarnos la gloria de Cristo y transmitírnosla, Jn.16:14. La versión Nácar-Colunga interpreta mejor la acción del Espíritu Santo en este pasaje bíblico: "y nos transformamos en la misma imagen, de gloria en gloria, a medida que obra en nosotros el espíritu del Señor".
¿Cómo podemos asimilar la gloria del Señor?
La oración es una de las formas por las cuales podemos tener comunión íntima con el creador. Experimentar su presencia como Moisés en el Sinaí llena nuestra vida de su gloria. El Señor le negó a Moisés la petición de ver su rostro, Ex. 33:20, argumentando que ningún ser humano podía verle y continuar con vida. En efecto, alegorizando esta idea, nadie puede ver a Dios y continuar siendo el mismo. Cuando conocemos al Señor por medio de la oración, cuando nos acercamos a él, nuestra vida cambia, el viejo hombre muere, y su influencia hace que nosotros cambiemos por completo. También el estudio constante de la Palabra constituye uno de los recursos con mayor fuerza en la búsqueda de ese ser glorioso y eterno. Por medio de la palabra aprendemos a conocerlo, saber qué desea y qué espera de nosotros. A esto habría que agregar la renovación del pensamiento, como lo afirma el mismo Pablo en Ro.12:2. De hecho, fuimos destinados para ser como el Hijo de Dios, Ro.8:29.
En su comentario de 2Cor.3:18, hace un resumen así:
Hay varias cosas que podemos observar acerca de esta transformación.
1. Es para todo hijo de Dios: "nosotros todos".
2. Es progresiva: "mirando…somos transformados de gloria en gloria".
3. Tenemos que poner nuestra parte: "mirando", pero alguien más hace la obra: "somos transformados".
4. Son dos sus agentes: La Palabra de Dios, "mirando…en un espejo" (compárese Santiago 1:23–25), y el Espíritu Santo que es quien la aplica.

La realidad de reflejar la gloria de Dios por medio de nuestro constante cambio, asimilando lo que Dios es día a día, debe ser para todo cristiano, nuestra meta más grande. Una vez que hemos conocido y entendido esta realidad, podemos experimentarla en su máxima expresión y gozar de sus resultados transformadores.
Recordemos que, al conocer esta verdad, somos responsables por darle cumplimiento en nosotros. Volvamos a preguntar, cuando las personas nos ven, ¿qué ven?