– EL DESIERTO DE PARÁN
“La Purga de Nuestros Deseos”
“En el año segundo, en el mes segundo, a los veinte días del mes, la nube se alzó del tabernáculo del testimonio. Y partieron los hijos de Israel del desierto de Sinaí según el orden de marcha; y se detuvo la nube en el desierto de Parán.” (Números 10:1112)
El pueblo de Dios había sido “contado” para la batalla, y formados, ahora se movían hacia delante para tomar la tierra y destruir a los enemigos de Dios. Había un nuevo cántico, una canción para la batalla...”Levántate, oh Jehová, y sean dispersados tus enemigos, y huyan de tu presencia los que te aborrecen.” (Números 10:35).
Caminaron tres días hacia el desierto de Parán, la nube de Dios delante de ellos, “buscándoles lugar de descanso”. (Números 10:33). Recordemos que era un lugar de Reposo el que Dios había preparado para ellos; pero una vez más, por causa de su desobediencia, el lugar de Reposo se había convertido en lugar de desolación.
Tabera, Juicio por Fuego
“Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento:” (Números 11:1). EL fuego santo de Dios iba delante de ellos para consumir a sus enemigos; pero sus corazones llenos de queja hicieron que el “fuego del Señor” quemara a la gente en el mismo campamento de Dios.
Juan el Bautista nos dice que el “Fuego de Dios” ha sido reservado para la paja de la era: “Su aventador está en Su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en el fuego que nunca se apagará.” (Mateo 3:12). Dios conceda que Su fuego santo quite toda la paja, toda la escoria de nuestras vidas, para que podamos ser librados de los fieros juicios de Dios en el día de Su ira.
“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará raíz ni rama:” (Malaquías 4:1).
Dios había ido delante de Su pueblo en Su fuego santo, para preparar para ellos un lugar de reposo. Pero para muchos de ellos, no fue sino un fuego y un ardor, por causa de sus corazones llenos de queja. Y el lugar fue llamado “Tabera”, que significa “Ardor de fuego”.
Deseamos con todo nuestro anhelo que el fuego santo de Dios venga en medio de nosotros para consumir la escoria y la paja, pero tenemos que entender que esto es algo muy serio, tener el fuego de Dios en medio de nosotros, si no hay un serio anhelo de caminar en obediencia. Nadab y Abiu descubrieron esto. También Ananías y Safira. Vamos a testificar algunos juicios tremendos en la Casa de Dios, cuando el Fuego de Dios venga a habitar en Su templo. Cansados Del Maná
“Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron, ¡Quién nos diera a comer carne! Y ahora nuestra alma se seca, pues nada sino este maná ven nuestros ojos.” (Números 11:4,6).
Los hijos de Israel habían estado comiendo el Maná durante un año... desde que salieron del desierto de Sin. Los había mantenido sanos, fuertes y vitales. Pero ahora querían algo mas sustancias, algo como lo que habían tenido en Egipto. ¿Cómo es que este maravilloso Pan de Dios, preparado en el Cielo, ya no les satisfacía? Había un cierto ingrediente en el Maná que les provocaba hambre, para que en esa hambre pudieran poner sus corazones atentos al conocimiento de Dios, y a participar de Su Palabra viva.
La Naturaleza del Maná
(1) El Maná levantaba Muchas Preguntas
Cuando el Maná cayó por primera vez en el Desierto de Sin, el pueblo lo miraba con asombro y se decían unos a otros, “¿Qué es esto?, ¿Qué es esto?” Y porque nunca descubrieron una respuesta satisfactoria a esa pregunta, así es como lo llamaron. “Maná” significa simplemente “¿Qué es esto?”. La respuesta de Moisés fue simple, “Es el Pan que Jehová os da para comer.” (Éxodo 16:15). El Dr. Strong lo llama un “Qué”, y dice que la palabra incluye el pensamiento de ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Los que hemos participado del Maná podemos entender completamente todas estas preguntas sin respuesta que nos vienen de vez en cuando:
¿CUÁNTO TIEMPO, Oh, Señor, tengo que sufrir esto?
¿ De QUÉ va todo esto, Señor?
¿POR QUÉ, Oh Señor, me haces esto?
¿CUÁNDO, Oh Señor, vas a escuchar mi oración?
Estas preguntas y otras muchas de este tipo, surgen constantemente del pueblo que come el Maná, y son preguntas válidas. Pero tenemos que estar contentos con la respuesta de Dios, que puede que no responda a la pregunta, pero nos dará la verdadera nutrición y sostendrá nuestra vida en el desierto, si hemos puesto nuestros corazones correctamente. Es la misma respuesta que Dios ha dado a los santos de todos los tiempos:
“Lo que Yo hago, tu no lo comprendes ahora; más lo entenderás después.”
“Todavía un poco, y el que ha de venir, vendrá, y no tardará...”
“Pero necesitáis la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa....”
La tardanza de Dios en venir a los suyos en tiempo de necesidad ha sido una de las cosas más gravosas que Sus escogidos han tenido que sufrir. Comemos el Pan de Dios, y caminamos en Sus camino, para terminar descubriendo que con todo lo delicioso que pueda estar el Pan, nos deja con tantos pensamientos perplejos, tantas preguntas sin respuestas, tantas oraciones sin contestar. Hay un continuo ¿QUÉ? respecto de los caminos de Dios. Pero tenemos que saber que el Maná siempre cae en el campamento escogido de Dios, en el lugar que El mismo ha apartado y escogido para ser nuestro lugar de reposo. Porque el verdadero reposo es nuestro, aún en el tiempo de la tormenta, cuando estamos preparados para abandonar muchas preguntas y confesar....
“Más Él conoce mi camino; Me probará y saldré como oro.” (Job 23:10).
(2) El Maná era preparado en el Cielo
Jesús dijo, “No os dio Moisés el Pan del Cielo, más Mi Padre os da el verdadero pan del cielo.” (Juan 6:32). Jesús es el verdadero Pan. El maná en el desierto no fue en ningún sentido una provisión final. Era una provisión temporal para preparar sus corazones, y que finalmente pudieran participar del verdadero Pan, “el Maná escondido”, la vida incorruptible del Espíritu.
Y así, le llamaron el “maíz del cielo” o “comida de ángeles”. O como algunos lo han traducido, el “pan de los poderosos:” (lee Salmos 78:2425). Pero incluso en ese ámbito glorioso de lo celestial, las huestes celestiales necesitan participar de la vida de Dios. Fueron creados para recibir vida de Él; y cuando Lucifer dijo, “Seré como el Altísimo”, en ese momento y lugar se cortó de la fuente de su gloria, la fuente de su hermosura, la fuente de la vida verdadera. Sólo a través de una extremada dependencia en Dios, puede cualquier criatura de toda la creación de Dios hallar fortaleza y aporte que apoye y sostenga su vida. Al darles Maná, Dios estaba diciendo, “Tengo que impartir a estos pobrecitos de la tierra que he escogido la misma clase de alimento del que obtienen su aporte y alimento Mis huestes celestiales. Debo darles “comida de ángeles” porque deben obtener su fortaleza de Mí, la fuentecabeza y recurso de toda vida y verdad. Debo darles el “pan de los poderosos”. Debo darles “el maíz del cielo.” (3) El Maná era pequeño, Insignificante
Y así, como Aquel al que representaba, el maná era humilde, sin pretensiones, puro, blanco y limpio. Se habla de él como de una pequeña “semilla”, y como la “escarcha”. Cada persona necesitaba aproximadamente un “omer” de esta cosa para sus necesidades diarias, más o menos, siete pintas. Su recogida debía requerir un gran esfuerzo, con tanto maná parecido a almendras esparcidas por el suelo, como escarcha. Tenían que agacharse para recogerlo. Dios había dicho que el propósito de la vida del desierto y del Maná, era humillarles y probarles. Porque Dios estaba preparándose un pueblo especial para Sí, y Dios no puede caminar con gente soberbia y despreciable.
(4) El Maná era fresco cada mañana
No era algo que pudieran guardar. Era pan que tenía que recoger a diario, y el pan tiene que comerse a diario. Tiene que ser recogido por la mañana, porque el calor del sol lo haría deshacerse. Si intentaban conservarlo, criaba gusanos y olía muy mal. Si la Palabra de Dios ha de ser para nosotros una Palabra viva, tiene que venir a nosotros cada mañana. No es suficiente que yo pueda probar que está en la Biblia, y que Dios la DIJO. Estamos agradecidos de que Dios la DIJO. Pero no vamos a obtener ninguna vida de ellos a menos que ÉL la esté DICIENDO hoy. Debe ser una Palabra que “procede” de la boca del Señor, si es que vamos a vivir por ella. Jesús nos dijo que teníamos que orar: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”, el pan que yo necesito para hoy. Yo solo puedo participar de Su vida cuando Él HABLA. “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones...” (Heb. 3:78). Hay muchas cosas en la Palabra de Dios que Él DIJO; y muchas cosas que Él DIRÁ otra vez. Pero si Él no lo está DICIENDO, lo mejor que es que lo deja un lado. Si Él no está revelando, descubriendo, y trayendo vida a Su pueblo a través de ella, lo mejor es dejarlo a un lado.
(5) El Maná no era preparado en el Sabbath
No había nadie en el cielo preparando el Maná para el pueblo de la tierra el día del Sabbath; así, el sexto día tenían que recoger una doble porción. Pablo dice, “Queda un reposo para el pueblo de Dios”: (Hebreos 4:9). Y la palabra “reposo” es “sabbath”. El pueblo no tenía que ponerse a buscarlo porque no habría ninguno. Dios estaba “descansando” ese día, y puesto que el pueblo de Dios estaba participando de Su reposo, el Maná del sexto día sería vivo, vital y sano. Nuestro Maná es comida espiritual; y nuestro Sabbath es un Sabbath espiritual. Los días de trabajo del hombre llegaban a su fin, y el pueblo del camino del desierto debe participar de la “doble porción”, para que podamos tenerla para el pueblo de Dios cuando vayan en búsqueda del Maná el día del Reposo de Dios, y no encuentren nada. En realidad, la “doble porción” es para los demás. Eliseo recibió la doble porción, pero era para otros. Era para la sanidad de las aguas en Jericó, o para proveer refrescantes arroyos de agua para los ejércitos de Dios cuando eran atacados por el enemigo; o era para multiplicar el aceite de la viuda golpeada con la pobreza extrema; o para sanar el potaje envenenado; o para multiplicar el pan y el maíz para los hijos de los profetas; o para sanar al leproso; o para hacer que el hacha prestada flotara; o para resucitar a los muertos. Por supuesto, es cierto que al dar el pan del sabbath a otros, participamos de ello nosotros mismos. Porque es en ministrar a los demás y en ayudar a los demás, que nosotros mismos somos alimentados. Porque Jesús estaba haciendo la voluntad del Padre al ministrar a la mujer de Samaria, El podía decir a los discípulos, “Tengo una comida que comer que tú no conoces... Mi comida es que haga la voluntad del que Me envió y que acabe Su obra....” (6) EL Maná sabía como aceite fresco.... como barquillos de miel.
Señor, danos de ese “aceite fresco”... aceite puro, limpio y fresco. ¡Cuánta sequedad, cuánta corrupción encontramos en el Pan de Dios hoy! “Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable.” (Eclesiastés 10:1). David dijo, “Me has ungido con aceite fresco...” ¿Barquillos de miel? ¿Pan con sabor a miel? La miel habla del verdadero conocimiento y sabiduría... “Come, hijo mío la miel, porque es buena, y el panal es dulce a tu paladar: así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría; si la hallares, tendrás recompensa y al fin tu esperanza no será cortada.” (Proverbios 24:1314).
Necesitamos la miel de la Palabra de Dios. Necesitamos esa sabiduría espiritual y entendimiento que nos hagan “crecer en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” Necesitamos sabiduría espiritual y entendimiento. En la verdadera sabiduría y conocimiento que Dios da, hay una recompensa, hay esperanza, hay expectativa. Precisamente es para eso. No es para alguna doctrina lejana, no pertinente, no relevante a lo que Dios está haciendo. Es una provisión del desierto, para darnos esperanza y expectativa, un sabor previo de la Tierra Prometida “que fluye leche y miel”. Pero no queremos demasiada miel—no ahora mismo. Ojalá el pueblo de Dios, especialmente Sus maestros, pudieran entender esto. No puedes pegarte un atracón de sabiduría y entendimiento sin sufrir las consecuencias. “¿Hallaste miel? Come lo que te basta, no sea que hastiado de ella, la vomites.” (Proverbios 25:16).
Creo que hay mucho vómito en estos días en los que los hombres se pegan atracones de la así llamada sabiduría y conocimiento y entendimiento... todo en nombre de la verdad más profunda, y presumiendo confiadamente de conocer todo sobre los planes de Dios y los propósitos de su reino por venir...y realmente no hay vida en la mayor parte de ello. El exceso de miel puede enfermarte.
Pero necesitamos un poco, para iluminación, para expectación, y para esperanza. Jonatán mojó el extremo de su vara en la miel que caía de los árboles y le iluminó la vista, para que pudiera ver claramente. Quizás nuestra curiosidad y nuestro ego quedarían satisfechos si supiéramos lo que Dios va a hacer en el tiempo por venir. Que Dios de a su pueblo del desierto una Palabra viva en esta hora, para que pueda haber expectación y esperanza para la Tierra de la Promesa, mientras proseguimos por este camino del desierto.
(7) El Maná se posó sobre el rocío
Moisés dijo, “Goteará como la lluvia mi enseñanza, destilará como el rocío mi razonamiento...” (Deut. 32:2).
Durante las largas noches del desierto, cuando los hijos de Israel caían dormidos, Dios preparaba alimento para ellos, para el día siguiente. Hemos mencionado que la recogida del Maná era un trabajo muy tedioso. Pero hay que decir que no hay nada que podamos hacer para producir este pan del cielo que da vida. Pero en la oscuridad de la noche, cuando caemos dormidos, Dios prepara un camino delante de nosotros, y marca nuestra provisión para el día siguiente. Sabemos que hay el sueño de la muerte. Hay el sueño del letargo, el sueño de la falta de preparación, el sueño que viene a Su pueblo, que ha participado de los somníferos del placer, y que está buscando los gozos decepcionantes de este mundo. Pero para el pueblo de Dios que tiene hambre de Él, que está abierto a Su Palabra, y que busca diligentemente al Señor con todo su corazón, hay un SUEÑO del Señor que Dios pone sobre nosotros cuando nosotros obramos esos hechos soberanos y poderosos que están completamente más allá de nuestra habilidad y de nuestros recursos para producirlos. Cuando el Señor edifica Su Casa, Él no dejará que tú y yo nos entrometamos en ello. Cuando el guarda la ciudad, y nosotros simplemente nos movemos en unión con Él, no podemos salir con nuestras propias estrategias. Así, el salmista dice,
“Por demás es que os levantéis de madrugada Y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores Pues que a su amado dará Dios el sueño” (Salmos 127:2)
O como ha sido traducido por alguien, “Así, Él provee para sus amados mientras duermen.” Esto no es un estímulo a la pereza. Es simplemente la forma que Dios tiene de decirnos que dejemos de entrometernos en la hermosa obra que Él está haciendo en Su Casa, y que echemos toda nuestra ansiedad sobre Él. Nuestra ansiedad y preocupación, que siempre acompañan al “mucho servicio”, sólo aumentan nuestra frustración. Mientras tratamos de producir el “pan de dolores”, Dios dice, “Déjamelo a Mí. Estoy preparando tu pan en la oscuridad de la noche. No puedo decirte lo que estoy haciendo, cómo, cuándo y por qué. No lo entenderías en este momento. Pero lo entenderás después...”
Como el Jacob de antaño, que huyó de su hermano Esaú, y habiendo comido el pan de dolores,... cae dormido en el campo abierto, y ahí es donde Dios comienza a trabajar....y a revelar a Su escogido Su plan para la Casa de Dios. Jacob se levanta de su sueño diciendo, “Ciertamente, Dios está en este lugar, y yo no lo sabía.”
De la misma manera, Daniel, se encontraba profundamente dormido con su rostro hacia tierra, cuando vio la visión de Aquel que hablaba con “palabras como voz de muchedumbre”. Él también vio la visión de algo que sólo Dios podía obrar, la visión del Hombre unido... de Cristo en unión con Sus muchos hermanos.
Adán anhelaba a alguien a su semejanza, su complemento, su ayuda idónea... alguien con quién tener una relación de unión con él. Pero Dios tuvo que someterlo a un profundo sueño. Adán no podía cooperar en esa gran obra. Si lo hiciera, echaría a perder lo que Dios tenía en mente. De su costado abierto surgió Eva, hermosa de ver...como Adán, y sin embargo tan diferente: su complemento, su esposa, su propio cuerpo...”hueso de su hueso, y carne de su carne.”
Nuestro Señor Jesús igualmente fue sometido a un profundo sueño, para que de su costado abierto, pudiera surgir una Esposa, una persona unido a Él en una relación colectiva—como Él, y sin embargo, distinta: Su complemento, Su plenitud...”hueso de Su hueso y carne de Su carne....” completamente compatible con Él, y sin embargo, completamente dependiente de Él.
Estando Abraham listo para “cortar” el pacto con Dios (porque Dios le había dicho que preparara los sacrificios para el pacto). Lo único que podía hacer era ser vigilante y obediente, ahuyentando las aves de presa que se abalanzaban sobre los cuerpos. Esperar, esperar y esperar a que Dios interviniera en la escena para que pudieran caminar entre los pedazos juntos, y así, confirmar el pacto. Dios le dejó esperando, como siempre. Pero en el cumplimiento del tiempo, Dios sometió a Abraham a un profundo sueño... y sólo Dios anduvo entre los pedazos “como un horno ardiente” y como una “lámpara ardiente”. No había forma de que Dios pudiera dejar a Abraham entrometerse en esta hermosa obra que Él estaba haciendo... no había forma de que Abraham pudiera participar de este obra soberana de Dios en la nación santa que caería cautiva en tierra extraña, y que después de 400 años saldría como un pueblo colectivo, de la tierra de la esclavitud hacia la Tierra de la Promesa. Lo único que Abraham podía hacer mientras estaba despierto, era ahuyentar a las aves, y Dios haría el resto mientras Abraham dormía.
Estamos hablando del Maná... y cómo este maravilloso Pan de Dios se posaría sobre el rocío en la oscuridad de la noche... sin ayuda, sin apoyo, intacto, no echado a perder por la mano del hombre.
Y entonces, con corazones llenos de temor, nos levantamos por la mañana y decimos... ¿Por qué, Señor? ¿Cómo, Señor? ¿Cuándo, Señor? ¿Qué, Señor? Todo el tiempo en ignorancia de lo que el Señor está haciendo, pero de algún modo, sabiendo que todo esta bien, y de algún modo, pudiendo proclamar confiadamente, “Sé que todas las cosas obran para bien, porque amo a Dios,...y sé que soy llamado conforme a Su propósito.”
(8) El Maná era totalmente suficiente
Había una amplia provisión para cada necesidad. De hecho, había mucho más de lo que necesitaban. El exceso de maná se derretía al calor del sol. Dios siempre provee mucho más de lo que necesitamos, más de lo que podemos digerir. No para que podamos saborearlo, corromperlo, administrarlo mal o pervertirlo. Pero Dios no va a dejar que se diga de Él. “Dios, no me has dado suficiente.” Es la medida del hambre que tenemos, lo que determina la medida de nuestro comer. Lo que queda simplemente vuelve al corazón de Dios, para regresar de nuevo a nosotros por la mañana, cuando estamos listos para recibir más.
Pero hay más que todo esto, en cuanto a la autosuficiencia del Maná. También proveía de todo ingrediente necesario para que los hijos de Israel permaneciesen vitales, fuertes, y saludables. Moisés nos dice que después de 40 años en el desierto, había habido tal provisión milagrosa del Maná, una fortaleza tal, y una vida tal que “Tu vestido nunca se envejeció, sobre ti ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.” (Deut. 8:4). El viaje fue largo y cansado, y atravesaron terreno duro y desértico. Pero Dios los mantuvo sanos y fuertes, guardó incluso su calzado, y protegió sus pies de hinchazón. Fueron un pueblo sano, sin ni uno solo enfermo entre ellos, excepto cuando desobedecieron al Señor, y Dios envió enfermedades en medio de ellos. Dios les había dado el Pan de los poderosos, una comida que les hacía extremadamente dependientes de Dios, porque quería demostrar en sus vidas y en los viajes por el desierto, el hecho de que Él era el Dios del suministro y de la provisión.
(9) El Maná les dejaba muchos deseos sin satisfacer
Esta fue exclusivamente la razón del apuro de ellos: “Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con Maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.” (Deut. 8:3). ¡Dios los humilló, les hizo pasar hambre, y les alimentó con Maná! Se cansaron del maná porque no les dejaba satisfechos. Comían y comían hasta llenarse, pero seguían sintiendo hambre. Murmuraron diciendo, “Aborrecemos este pan ligero... no hay nada delante de nuestra vista que este Maná.” Consiguió de ellos lo que ningún alimento moderno puede hacer: mantenerlos sanos y fuertes, y libres de todo dolor físico, enfermedad y aflicciones. Pero al dejarles con hambre, lo aborrecieron. Pero Dios lo había diseñado precisamente con ese propósito. “Te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con Maná... “PARA HACERTE SABER QUE NO SÓLO DE PAN VIVIRÁ EL HOMBRE, SINO DE TODO LO QUE SALE DE LA BOCA DE JEHOVÁ” (Deut. 8:3).La lección en el Maná es simplemente esta: que si nuestros corazones no están centrados en conocer a Dios y en familiarizarnos con Sus caminos, esta provisión divina que Dios preparó para guiarnos a su corazón, nos va a dejar vulnerables a los deseos y ansias de nuestros propios corazones carnales. Si no aprendemos a encontrar nuestro verdadero gozo y deleite en Dios, vamos a intentar encontrar deleite en nuestros propios caminos carnales. Esto explica completamente por qué la Iglesia en nuestra generación, especialmente la Iglesia en áreas de abundancia, prosperidad y riqueza, ha sido casi completamente cautivada con deseos, placeres y apetitos carnales—HAN DESCUIDADO O REHUSADO DEJAR QUE EL MANÁ QUE PRODUCE HAMBRE, LES GUIE AL CORAZON DE DIOS. No pensemos que un pequeño desvío de las cosas espirituales, una indulgencia un poquito más grande en placeres carnales, puede de alguna manera aliviar el hambre que Dios puso en nuestros corazones. Sólo al beber la bebida espiritual de Dios, y al alimentarnos del alimento espiritual de Dios, podremos permanecer espiritualmente vivos y sanos. Dios permite que el hambre permanezca, para que podamos aprender a apoyarnos completamente en
Dios, y a saber que “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Solo al festejar continuamente, al comer continuamente, al digerir continuamente la Verdad, Nuestra hambre será satisfecha. Por eso el Maná nos deja hambrientos... para que podamos CONTINUAMENTE hacer un festín de la Pan del Cielo. La purga de nuestros deseos
Hemos pasado mucho tiempo hablando del Maná porque el pueblo de Dios se dirigía hacia el norte, a Canaán. Hacia el norte, a áreas de guerra espiritual... Dios tiene que enfatizar que para la supervivencia, y para la conquista, tenemos que participar de las virtudes de Su Palabra viva, y vencer los deseos de nuestros propios corazones. Y por eso, exactamente en este lugar a solo a tres días de camino de Sinaí hacia el norte, de nuevo Dios enfatiza las virtudes del Maná. Pero ellos dijeron, “Estamos hartos y cansados del Maná, danos a comer carne.” ¡Dios contestó sus oraciones!
No sólo contestó Él sus oraciones, sino que en medio de sus ansias carnales, Dios liberó una mayor porción de Su Espíritu sobre los ancianos de Israel. Surgieron expresiones proféticas de los ancianos de Israel, mientras que Dios preparaba un festín de codornices para el desobediente pueblo de Dios. Concretamente, dos hombres, Eldad y Medad, son apartados como benditos del Señor, con manifestaciones proféticas. “Eldad” significa “Dios ha amado” y “Medad” significa “amoroso, afectivo”. Ni siquiera asisten a la iglesia para profetizar, con mucho pesar y desaliento para algunos de los líderes...sino que profetizan ahí mismo, en el campamento. Moisés no estaba preocupado por esto: “Ojalá”, dijo, “que todo el pueblo de Dios fuera profeta, y que Jehová derramara su Espíritu sobre ellos.” Pero lo que queremos enfatizar es esto: que en medio de un gran avivamiento espiritual en el campamento de Israel, un avivamiento en el que Dios estaba manifestando Su amor y Su afecto, y en medio del cual, el Espíritu de la profecía se derramaba como lluvias copiosas, ahí mismo Dios estaba respondiendo a las oraciones de un pueblo de mente carnal, un pueblo que detestaba el Maná, y cuyo corazón estaba completamente enajenado de Dios. Dios envió las codornices tan abundantemente, que podían cogerlas con solo alargar un brazo (ni siquiera tenían que agacharse, como cuando recogían el Maná). Las codornices volaban a la distancia de un brazo, a una altura aproximada inferior a un metro por encima del suelo, de forma que “el que menos, recogía diez montones”. (Núm. 11:32). Algunos piensan que esto era alrededor de 100 ó 110 bushels. ¿Para qué quería nadie en Israel 110 bushels de codornices? Para contestar a esa pregunta, déjame que te haga otra pregunta. ¿Qué pretenden hacer muchos con sus fortunas y patrimonios, sus depósitos, su plata y su oro, en un mundo que está balanceándose al borde del caos financiero y de la desolación nuclear? Contesta a esto, y entonces, quizás puedas encontrar la respuesta a la primera pregunta. Se trata de una locura simplemente inexplicable. ¿Hacia donde estaba Dios llevando a Su pueblo cuando el pueblo comenzó a moverse en su viaje de tres días hacia en norte desde el monte santo de Dios? Los guiaba a un “Lugar de descanso” en el desierto de Parán (Núm. 10:33). Debía haber sido llamado más bien, “Refugio de Reposo”, “Valle de Contentamiento”, o “Llanos de Refrigerio”. Pero al ser el pueblo vencido de sus deseos carnales, fueron golpeados con una plaga, y el nombre del lugar fue llamado “KibrotHataava”, que significa “TUMBAS DE LOS CODICIOSOS, SEPULCROS DE LOS DESEOS PROFANOS, SEPULCROS DE LOS ANHELOS CARNALES. (Núm. 11:3334).
La causa Raíz de la insatisfacción
No culpes a Dios por tu corazón quejica y disgustado. No culpes a tu compañero, a tus hijos, a tu trabajo, a tu jefe. Aprendamos a saber culpar a quien realmente tiene la culpa de todo deseo impío. Presta atención al comentario de Dios en relación con lo que sucedió realmente:
“No corrigieron sus corazones...” (O, “no prepararon sus corazones”), “Su espíritu no fue constante en Dios...”, “Rehusaron caminar en Su ley...”, “Olvidaron Sus obras, y las maravillas que Él les había mostrado...”, “Tentaron a Dios...”, “Hablaron contra Dios; dijeron, ¿Podrá Dios...? ¿Puede Él dar pan? ¿Puede Él proveer carne?”, “No creyeron a Dios...”, “No confiaron en Su salvación”, “Le adularon con sus bocas...”, “Le mintieron con sus lenguas...”, “Su corazón no fue recto para con Él...”, “Tentaron a Dios...”, “Limitaron al Santo de Israel...”, “Tentaron y provocaron al Altísimo...”
Estos son unos pocos extractos del Salmo 78, cuya lectura, el Salmista, por inspiración del Espíritu, encomendó al pueblo de Dios de generación en generación por venir, para que el pueblo de Dios ¡PUDIERA PONER SU ESPERANZA EN DIOS Y NO OLVIDARA!
Pero lo que queremos enfatizar en particular en este episodio completo, es el hecho de que DIOS CONTESTÓ LAS ORACIONES DE ESTA CLASE DE PUEBLO, y TODO ELTIEMPO, SU CORAZÓN ESTA DOLORIDO POR CAUSA DE SUS CORAZONES DESOBEDIENTES, DESVIADOS. INCLUSO CUANDO SUS ORACIONES ERAN CONTESTADAS, SE ESTABAN SOMETIENDO A SÍ MISMOS A ENFERMEDADES... ENFERMEDADES DE LAS QUE DIOS HABÍA PROMETIDO LIBRAR A UN PUEBLO QUE CAMINARÍA CON ÉL. Nos dice que Dios escuchó su clamor, y les dio lo que pedían, “pero envió flaqueza a sus alma.” La New American Standard Version, dice, “Él envió una enfermedad debilitante entre ellos.”
Me pregunto cuántas personas hay, cuántos ministerios hay, cuyos huesos espirituales están blanqueando los campos deKibrotHataava... aunque todo el tiempo estén diciendo al pueblo de Dios que son ricos, prósperos y felices de haber hallado el secreto del éxito y de la prosperidad... ¡Y que Dios ha oído y contestado a sus oraciones de riquezas y de abundancia! Es lo que un ministro describió como el “juicio silencioso de Dios”. ¡Están ahí, consumiéndose en una enfermedad maligna sobre los campos de KibrotHataava, y jactándose al mismo tiempo de ser los hijos del Rey, haciendo un gran festín de las cosas buenas de Canaán!
Mientras se dice, “HOY”, Dios nos ayude a comer del Maná, y a descubrir las virtudes de ese secreto ingrediente espiritual que nos hace saber que “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” Porque para esto precisamente nos dio Dios el Maná.
¡Adelante hacia Canaán!
Desde KibrotHataava, los hijos de Israel se desplazaron hacia las fronteras de la tierra de Canaán. Pero antes del ataque final, tenían que enviar espías desde el desierto de Parán, para investigar la Tierra....
“Y observad la tierra, como es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; como es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o
estéril, si hay en él árboles o no; y esforzaos y tomad del fruto del país; Y era el tiempo de las primeras uvas. “(Números 13:1820).
Un informe improductivo
El apóstol Pablo comenta sobre este episodio en su epístola a los Hebreos, usando la reacción de los espías a la investigación, como una ilustración de esa tendencia inherente en los corazones del pueblo de Dios, de no alcanzar el deseo de Dios para ellos. Ninguno de los doce espías negó la abundante fertilidad de la Tierra de la Promesa. Su único argumento era que se trataba de una situación que para ellos era imposible de manejar. Hablar de una herencia celestial con gran elocuencia, puede levantar un gran entusiasmo entre el pueblo de Dios. Pero Dios dice que es un “informe improductivo” si no hay deseo, fe, esperanza, expectativa por ENTRAR Y POSEER LA TIERRA. “Si, todos nosotros creemos esa verdad, pero sabemos muy bien que no podemos apropiárnosla AHORA.”
Trataremos un poco con la vida de Canaán más adelante; pero lo aparente por toda la cristiandad, y especialmente en el pueblo que profesa tener dones y bendiciones espirituales, es que no existe ninguna intención en tomar la Tierra, y someterla completamente para Dios. Se presenta a Canaán, bien como algo a lo que mueres, o algo a donde vas para conseguirlo; o se minimiza de tal forma que no que hay realmente una esperanza viva presentada para otra cosa que no sea alguna forma de ampliación de ciertos dones o bendiciones que ya tenemos. Quizás estarían de acuerdo en hacer otra excursión a Canaán, para traer unas pocas más granadas y uvas. Puede haber canciones y sermones escritos sobre el tema. Pero esto no es nada comparado con lo que Dios tiene preparado para Su pueblo. Dios quería que Su pueble entrara y HABITARA ALLÍ. Disfrutamos mucho escuchando sobre dones especiales, visiones y revelaciones relativas al reino del Espíritu...pero ENTRAR y VIVIR en ese reino, por supuesto, eso queda totalmente fuera de lugar.
A lo largo de los tiempos ha habido una tendencia inherente en el pueblo de Dios a retraerse de la plenitud de la Promesa, en vista de los obstáculos que hay delante de ellos; y para añadir al problema, siempre hay esos maestros capaces de presentar un “informe malo” con tal convicción, que el pueblo de Dios está presto a retraerse si no “han corregidos sus corazones”. De esta forma, el apóstol nos amonesta... “Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en Su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.” (Heb. 4:12)
Otros lo traducen como: “No uniéndonos en la fe con aquellos que lo escucharon”.... siendo el pensamiento que los que oyeron la Palabra, no tuvieron fe y confianza para UNIRSE a la Palabra que oyeron... no tuvieron fe y confianza para unirse a Caleb y a Josué, que sí trajeron un “buen informe.” El Informe bueno
Dios trae Su Palabra para crear esta clase de “vínculo” espiritual. Pablo nos dice que las cosas del Espíritu que Dios nos ha dado gratuitamente, se hablan…
“No con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.” (1ª Cor. 2:13)
Pero otras traducciones no solo traen el pensamiento de “comparar” una con otra, sino de “combinar” una cosa con la otra. “Combinando las cosas espirituales con lo espiritual.” Como pueblo de Dios, nacido de nuevo y regenerado, recibimos un nuevo Espíritu. Al ser llenos con ese Espíritu, y al beber más y más en ese Espíritu, nuestra capacidad para recibir y apropiarnos cosas espirituales se hace cada vez mayor. Cuando Dios envía una Palabra viva y ungida, la tarea del Espíritu Santo es llevar esa Palabra y unirla al corazón y a la mente espiritual en nosotros; su tarea es llevar esa entidad que ha llegado a ser “oída”, hasta hacerla nueva vida; y hacer un depósito que procede del corazón y de la mente de Dios, dentro del hombre espiritual. El Espíritu alcanza hasta el corazón de Dios, y toma esa vida espiritual, esa gracia espiritual, esa virtud espiritual que Dios quiere impartir a los Suyos... y después lo une a ese corazón espiritual, a esa entidad espiritual que Dios ha provisto en Su pueblo. Se trata de una constante apropiación de cosas espirituales en nuestras vidas, al beber de su Espíritu, caminar en Sus caminos, oír Su voz, obedecer, someterse, ceder... y dejar que Él edifique e implante en nosotros esos recursos escondidos de gracia y de sabiduría y de verdad que abundan en el corazón de Dios. Por esta razón el Espíritu de Dios viene a nuestros corazones para permanecer: “Tomará de lo Mío, y os lo hará saber.” (Juan 16:14). Sólo habla lo que oye de Dios. Y lo que Él habla, Sus hijos obedientes están listos para escuchar y obedecer... y esa capacidad espiritual que Dios ha puesto dentro de nosotros se aferrará a ello, y alcanzará esa nueva medida del ESPÍRITU que Dios se ha agradado de traer cerca de nuestros corazones—tan cerca que podemos unirnos a ello, y ello se convierte en algo NUESTRO. No sólo “unidos a ello” sino unidos al Cristo de quien salió la Palabra; y así, igualmente, una unión con esos vasos terrenales A TRAVÉS DE LOS CUALES vino la Palabra.
Sabemos que todo es nuestro... ahí fuera, “en los lugares celestiales”. “Nuestra vida está escondida con Cristo en Dios...” Y es ahí donde tenemos que “poner nuestro afecto”, para que poco a poco, un poquito aquí y otro poquito allí, haya una apropiación de ello en un pueblo que está siendo unido a Él, lleno de Verdad, caminando en la Verdad, caminando en la plenitud. “Cuando Él, el Espíritu de Verdad, venga, El os guiará a toda (la) Verdad...” (Juan 16:13.). Es una obra constante, pero será completada. Dios lo ha prometido. Nuestro fracaso en este asunto no hace que Dios cambie Su mente y Su corazón. La Palabra ha salido, el Espíritu de Verdad ha venido, y no regresará al corazón de Dios hasta que haya traído plenitud abundante al pueblo de Dios. El Espíritu de Verdad vuelve al corazón de Dios con Su pueblo fértil, que ha producido un fruto precioso, para deleitar y regocijar el corazón de Dios.
De esta forma espiamos la tierra; no para encontrar sermones o para tener algo de lo que hablar. Si es solo para eso, entonces lo que estaremos trayendo al pueblo de Dios será un INFORME MALO. En lugar de eso, es algo que nos da seguridad de que es nuestra Tierra, la que Dios nos ha dado, y hacia la cual Él nos dirige. Al investigarla, esa capacidad espiritual que tenemos de más ESPÍIRTU, más del ESPÍRITU DE DIOS, también se agranda cuando Dios COMBINA ESPÍRITU CON ESPÍRITU.
“Porque el Espíritu todo lo escudriña aún lo profundo de Dios (ó LAS PROFUNDIDADES) de Dios.” (1ª Cor. 2:10). De hecho, el apóstol no está hablando sobre “cosas” como tales, sino sobre el mismo corazón de Dios—LAS PROFUNDIADES DE DIOS.
Ahora bien, si el Espíritu está buscando el corazón de Dios, Él lo hace para UNIR ESPÍRITU CON ESPÍRITU. Está haciendo esto para que lo que hay en el corazón de Dios pueda unirse a nuestro espíritu, hasta que en la plenitud de la gran obra de Dios en Su pueblo, SEAMOS LLENOS DE TODA LA PLENITUD DE DIOS (Efesios 3:19).
Esta clase de enseñanza se presenta en las iglesias como un INFORME EVIL, FALSA DOCTRINA, etc. En realidad, son los que dicen que la doctrina de nuestra posición en Cristo Jesús en los lugares celestiales no se puede conseguir, que Dios considera un INFORME EVIL. El propósito completo del Evangelio, el propósito completo de la Redención, es precisamente SALIR de la vieja vida, y ENTRAR en la nueva. “Os he SACADO para meteros.” Confrontación y Contienda
Dios quiere ciertamente que Su pueblo ande en amor, en armonía, en unidad. Pero cuando Dios habla y algunos dicen SI mientras que otros dicen NO, no hay virtud en pegarte a los que dicen “NO”, por causa de la UNIDAD. Tan cierto como que hay un pueblo que rehúsa avanzar con Dios, vamos a tener confrontación y contienda en la congregación de Su pueblo. ¿Escuchas a Josué y Caleb decir, “De acuerdo, hermanos, no tengamos división, olvidemos esa tierra lejana, esas cosas tan altas y distantes... simplemente caminemos juntos aquí, en el desierto de Parán, y esperemos que al morir, todos vayamos al mismo lugar?”
La Verdad, la Verdad viva, trae contienda, confrontación, y rebelión: unos diciendo, “No podemos entrar. Es demandar demasiado de nuestros hijos.”; otros diciendo, “Podemos... porque Dios se agrada de nosotros, y podemos tomar la tierra.” La parte que dijo, “No podemos entrar”, es la que gana.
Dios los devolvió al desierto para vagar otros 38 años hasta que la generación mayor, representada por los diez espías, hubiera perecido completamente en el desierto.
Dios estaba preparado para destruir a toda la nación, y si lo hubiera hecho así, no habría abrogado Su promesa. Él había prometido a Moisés que Él cumpliría la promesa en la propia familia de Moisés, convirtiéndola en una generación más grande y poderosa que incluso la generación que él estaba intentando introducir en la Tierra.
Pero Moisés no era un oportunista. Tenía un genuino corazón sacerdotal y advirtió a Dios literalmente que si Él llegara a tomar una acción tan drástica como esa, terminaría con muy mala fama, y sus enemigos, que habían escuchado de su fama, se burlarían y dirían, “ Por cuanto no pudo Jehová meter este pueblo en la tierra de la cual les había jurado, los mató en el desierto.” (Núm. 14:16).
Dios nos guarde de todo “oportunismo”. Si pareciera que Dios nos estuviera guiando hacia alguna clase de favor especial con Él o con el pueblo de Dios, que Dios escudriñe nuestros corazones, no sean que inconscientemente empecemos a deleitarnos en la caída de otros, y a aprovecharnos de su caída para nuestro propio engrandecimiento. Incluso puede que el Señor nos esté guiando en esa dirección. Podría tratarse de una prueba muy severa a la que el Señor nos estuviera sometiendo.
Que Dios escudriñe nuestros corazones no sea que seamos engañados por nuestros corazones ambiciosos, y después pretendamos dar a Dios la gloria por nuestra falta de misericordia y nuestra falta de carácter sacerdotal y de preocupación por Su pueblo. Moisés dijo, “Perdona, ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí. Entonces Jehová dijo, Yo lo he perdonado conforme a tu dicho.” (Números 14:1920).
Pero Dios dijo algo más muy significativo; porque Dios es un Dios justo y no hace acepción de personas o naciones. Si va a perdonar a un pueblo tan inmerecedor como a esta generación perversa, entonces declara....
“PERO TAN CIERTAMENTE COMO VIVO YO, Y MI GLORIA LLENA TODA LA TIERRA” (Núm. 14:21).
Dios todavía ha de levantarse y juzgar al mundo entero por su iniquidad. Pero a la vista del hecho de que ha sido tan paciente, tan lleno de gracia y de longanimidad con Su pueblo, en las así llamadas naciones “cristianizadas”, ¡ESTA ES LA GARANTÍA DE QUE ÉL LLENARÁ TODA LA TIERRA DE SU GLORIA! Siempre que Dios siga extendiendo gracia y misericordia hacia un pueblo desobediente que se llama por Su Nombre, el Dios justo jura con juramento: “¡COMO YO VIVO, TODA LA TIERRA SERÁ LLENA DE LA GLORIA DE JEHOVÁ!” Sus justos juicios lo demandan. No es que las otras naciones de la tierra lo merezcan. Pero cuando aquellos que estaban invitados a la fiesta de bodas de Su Hijo rechazaron la invitación (como hace hoy el pueblo de la iglesia), el Maestro dijo, “Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene Mi casa.”
En este día y hora en que se rechaza abiertamente el llamado a venir a una unión total y permanente con Su Hijo, podemos esperar que Dios comience a alcanzar y a abrazar a los pobres, a los necesitados, a los despreciados y rechazados en nuestra tierra... y especialmente en esas naciones de la tierra que no han conocido un gran impacto del Evangelio de Jesucristo en el pasado. Los justos juicios de Dios demandan que esto sea así.
Fe ó Presunción
Este asunto de caminar por la fe ha sido tremendamente mal interpretado por el pueblo de Dios. Los hijos de Israel habían recibido un claro llamamiento de Dios para ir a la tierra de la Promesa y poseerla. Por temor e incredulidad, rechazaron la Palabra del Señor y la ira de Dios se encendió contra ellos. PERO UN DÍA DESPUÉS, el pueblo decidía que se habían equivocado y apresuradamente movilizaban a sus fuerzas contra el enemigo. Moisés les dijo, “No lo hagáis...Dios no está con vosotros.” Ellos dijeron, “Sí, estábamos equivocados... saldremos y lucharemos contra nuestros enemigos.” Pero al salir contra el enemigo, trazaron el itinerario de la batalla y fueron derrotados absolutamente. Podríamos preguntar, ¿Por qué? La respuesta es clara. Dios no estaba hablando en ese día, como en día anterior. Su “HOY” de la promesa de Dios, ahora era un “ayer”. No hay un mañana para los que rechazan el llamado de Dios hoy. Por eso el apóstol. Nos advierte que prestemos atención a la Palabra de Dios, “EN TANTO SE DICE, “HOY”. No sabemos cuánto tiempo pasará; pero en vano trataremos de ganar nuestras batallas con la fe de ayer. “Pero SE OBSTINARON en subir al monte; pero el arca del pacto de JEHOVÁ, y Moisés no se apartaron de en medio del campamento.” (Núm. 14:44). Hay tanto pueblo de Dios que ha pervertido la idea de caminar por la fe. Cualquier cosa que quieran hacer... cuando quieran hacerlo... se animan, y van, y lo hacen “por la fe”. La FE actúa sobre LA VOLUNTAD REVELADA DE DIOS. Habla sobre los héroes de la fe todo lo que quieras... examina las Escrituras y descubrirás que invariablemente, los héroes de la fe son los que caminaron en la REVELACIÓN DE LA VOLUNTAD DE DIOS. No era simplemente una noción de Abraham, que quizás tuviera que mudarse de Ur de Los Caldeos, “por la fe”. Dios le dijo que lo hiciera. No fue una simple buena idea de Noé, que a vista de la terrible iniquidad de los hombres, preparara un arca para cubrirlos de la ira de Dios. Dios le dijo que lo hiciera. No fue simplemente el celo y el entusiasmo de Moisés lo que le llevó a sacar al pueblo de Israel de Egipto y cruzar el Mar Rojo. Dios le dijo que lo hiciera. Y por tanto, lo hizo “por la fe”. Al “caminar por fe”, pudo conocer y comprender la voluntad de Dios y el deseo de Dios para Su pueblo. Actuó conforme a la voluntad revelada de Dios. Hoy día, un “caminar por fe” se considera lo que haces cuando dejas tu trabajo, y te lanzas “al ministerio” sin un apoyo garantizado. Entonces, ¿Estamos los demás caminando en incredulidad? Puede ser un paso de fe si dejas tu
trabajo y sigues adelante, si es que Dios quería que hicieses eso. Pero si no es así, entonces es mera presunción. Si Dios quiere que te involucres en una ocupación servil, debes permanecer en tu puesto de deber, si de verdad quieres “vivir por la fe”. La verdadera fe viene de tal relación con Dios, que simplemente lo sabes, estas convencido, que Dios quiere que hagas eso. EL conocimiento de Su voluntad puede que llegue repentinamente, o dramáticamente, o puede que venga después de mucha búsqueda y examen personal. Quizá tengamos que aprender de errores pasados y de experiencias de fracaso pasadas. Pero el conocimiento de Su voluntad, y de Su tiempo, son prerequisitos para un genuino CAMINAR POR FE.
“La fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios”: (Rom. 10:17). No es algo que tú puedas fabricar en cualquier momento en que te sientas guiado a involucrarte en algún proyecto digno. “Viene” al esperar en Dios, y hallar dirección de Él. Es el principio de CadesBarnea, el que el pueblo de Dios tuvo que aprender por las malas:
“Si oyereis HOY Su voz, No endurezcáis vuestros corazones...” (Heb. 3:15)
Sus “días de HOY” pueden alargarse durante muchos días, pero no tenemos ninguna garantía de eso. Si rehusamos Su voz HOY, no tenemos ninguna seguridad de escuchar Su voz mañana. La Promesa a la Nueva Generación
Dios prometió con juramento que los hijos, cuyos padres temían que se convirtieran en presa en tierra extraña y difícil, serían los que entrarían y poseerían la tierra. Dios dijo: “¿Vais a desobedecerme porque tenéis miedo por vuestros hijos? Juro por Mí mismo que meteré a vuestros hijos y vosotros moriréis en el desierto...” Seríamos más honestos si dijéramos al Señor: “Señor, Sé que Tú quieres esto, pero rehúso obedecer”, en lugar de adular a Dios y decirle, “Señor, Tú sabes que me gustaría hacer lo que Tú dices, pero Señor... ¿Qué dirá mi esposa? ¿Qué dirán mis hijos? Realmente estoy preocupado por ellos....”
Cuando Dios llama a un acto de obediencia, no hay excusa válida para la desobediencia, a la vista de Dios. Saúl se excusaría porque el pueblo ponía presión sobre él. Eso puede haber sido cierto. Pero él conocía la voluntad de Dios en el asunto, y sufrió la pérdida de su reino por su acto de desobediencia.
Israel fue condenado a caminar cuarenta años en el desierto sin ninguna esperanza de entrar en la Tierra de la Promesa. Pero este decreto de juicio y este estado de desesperanza, era una promesa de protección y vigilancia para la nueva generación. Para la nueva generación, el resto del viaje sería una PREPARACIÓN para entrar en la tierra, y Dios sería su Guía todo el trayecto:
“Y recordarás todo el camino por el que el Señor te guió estos cuarenta años en el desierto, para humillarte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón...” (Deut. 8:2). La Rebelión contra la Autoridad
Se acerca el tiempo en que Dios comenzará a vindicar a aquellos que tienen Su Palabra y Su autoridad, y a revelar a los que están actuando y ministrando en presunción. Este conflicto persistente respecto de quién está en lo cierto, y quién está
equivocado, se va a terminar. Dios mismo, con Su propia gloria y Su presencia, vindicará a los que tienen Su palabra. Doscientos cincuenta hombres de la casa de Coré, Datan y Abiram, se reunieron en la puerta del Tabernáculo, agitando sus incensarios; y Dios dijo a Moisés que Él iba a hacer algo nuevo, algo diferente. La tierra misma abriría sus fauces y consumiría a los rebeldes. Moisés ordenó al pueblo de Dios que se apartara de las tiendas de Coré, Datan, y Abiram, no fuera que perecieran con ellos. De repente, la tierra abrió su boca y tragó vivos a todos los que pertenecían a las casas de estos rebeldes; “Y descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra.” (Núm 16:33). Esta fue una de las más calamitosas formas de juicio sobre el pueblo de Dios en los tiempos del Antiguo Testamento; y todo sucedió por causa de la presencia permanente de la Gloria del Señor en medio de Su pueblo. Comprendamos completamente las implicaciones de la esperanza y el deseo que tenemos de ver regresar la gloria de Dios a Su templo. En ese día, grandes y terribles serán Sus juicios sobre el pueblo de Dios que esté andando en rebelión. Dios va a poner fin a la contienda de lenguas, y al clamor de los apóstoles y profetas en busca de un lugar de preeminencia. Él va a zanjar el asunto... no mediante el debate y la confrontación, SINO POR EL FUEGO DE SU PRESENCIA. Como Moisés y Aarón, los verdaderos sacerdotes de Dios clamarán a Dios en ese día para que muestre misericordia, y acorte Sus juicios. Todo argumento de peso sobre el significado de la Escritura, será en vano. Pero por la Gloria de Su Presencia, y el Fuego de Su Palabra, el Señor mismo declarará Su verdad y dará a conocer en medio de Su pueblo, quienes son los que tienen Su Palabra viva permaneciendo en ellos. La vara de Aarón
¿Cómo zanjó Moisés todo este argumento? Ordenó que cada tribu en Israel presentara sus varas delante del SEÑOR, y que las pusieran en el Tabernáculo durante la noche. Por la mañana, Moisés trajo las varas del Lugar Santísimo, y dio a cada hombre su vara. No había cambio en las once varas, pero la doceava, la vara de Leví (que tenían el nombre de Aarón), había sido vindicada en el poder de la vida de resurrección. En solo una noche no solo reverdeció y floreció, sino que produjo almendras maduras. Por supuesto, esto ya había sucedido en nuestro Señor Jesús. Pero la “Vara de Aarón” va a reverdecer de nuevo en las vidas de Sus escogidos; y esto va a poner fin al conflicto que ha surgido a través de los siglos respecto de quién está en lo correcto y quién está equivocado. SOLO EL SEÑOR JESUCRISTO ESTÁ EN LO CORRECTO; el “poder de Su resurrección” obrando en los suyos, los vindicará ante los ojos de Dios y del hombre. Reunirnos de alguna manera ecuménica, intentando llegar a un consenso—cediendo un poquito aquí y otro poquito allí por causa de la unidad—no tendrá lugar en aquel día. Solo el camino de Dios es el CORRECTO, y Él no va alterar Su Palabra, Su Verdad, Su Camino, por causa de la “unidad”. El pueblo de Dios que ha conocido el Camino de la Cruz, el Camino de la humillación y del sufrimiento y que han seguido por Su camino, no buscando su gloria, sino la gloria de Aquel que les envió....Dios va a revelar en ellos el PODER DE SU RESURRECCIÓN. Y cuando hablen, todos los hombres sabrán: Esta es la Palabra del SEÑOR.
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