jueves, 23 de marzo de 2017

Estudio #20: El final de Babilonia y el regocijo celestial Apocalipsis capítulo 18-19:1-9

Estudio #20: El final de Babilonia y el regocijo celestial

Apocalipsis capítulo 18-19:1-9


I. Introducción
En el estudio anterior estuvimos viendo la presentación del tercer enemigo del Cordero, que se identifica como Babilonia, la madre de las rameras. Esta ciudad simbólica que como vimos, representa el sistema mundano corrupto que persigue a los redimidos, recibe su juicio y condenación de parte de Dios.

Ahora en el capítulo 18 veremos una descripción de la caída y final de Babilonia, que es dejada desolada y desaparece su influencia y hegemonía en el mundo.

También estudiaremos el capítulo 19 donde Juan tiene otra visión de los redimidos en el cielo, la gran multitud, que exaltan y adoran al Cordero de Dios porque finalmente la gran ramera, Babilonia, ha sido juzgada y ha recibido su justo castigo por su maldad.

II.  Cómo cae la gran Babilonia
Los historiadores reconocen que los grandes imperios que alcanzan poder y gloria en el mundo terminan destruyéndose a mismos porque se pudren desde su interior. Así sucedió con la antigua Roma. Al pasar de los años el poderoso Imperio Romano se fue corroyendo y pudriendo desde adentro. La familia romana que era sólida al principio, se fue deteriorando. La promiscuidad, los vicios, el homosexualismo y la crisis de los valores morales que Roma atesoraba, se fueron perdiendo en una cultura que se fue hundiendo en el caos, los vicios y los juegos. Lo mismo ha sucedido con otras naciones poderosas, y tenemos un ejemplo en los Estados Unidos. Según se han ido echando a un lado los principios que sirvieron de base para una nación fuerte y estable, la nación americana se ha ido debilitando desde adentro.

En el versículo 2 del capítulo 18 leemos las palabras que exclama el ángel que anuncia la caída de la gran Babilonia: “Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible.” Fíjate que claramente nos dice el


porqué de su ruina. Se convirtió en habitación de todo lo inmundo y aborrecible. Habla de animales inmundos, pero en realidad esto se refiere a que la ciudad le abrió las puertas a lo inmundo y esto precipitó su destrucción. Vemos más adelante que Dios mismo declara que “sus pecados han llegado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus maldades” (v. 5). Esto quiere decir que su maldad ha llegado a un límite que Dios no tolerará. De la misma manera los pueblos cuando se corrompen, llegan a un límite en el cual Dios decide derramar su castigo.

Pero esta no es únicamente la causa de su ruina. En el versículo 3 nos dice: “…y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.” Otra característica de la gran Babilonia lo es su gran riqueza y prosperidad comercial. Apocalipsis describe con lujo de detalles las mercancías riquísimas que trafica Babilonia. Quiere decir que el sistema de Babilonia es un sistema que cautiva a las personas por los deleites, lujos y materialismo que promueve. Su prosperidad material es lo que mantiene a las personas bajo su influencia. Notemos que el versículo 11 nos dice: “Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercadería.” La tristeza de las personas es porque ya no pueden comprar lo que Babilonia ofrece.

Uno de los ganchos que Satanás ha utilizado para seducir a las personas es el materialismo del mundo. Recordemos que con esto pretendió tentar a Jesús en el desierto, ofreciéndole oro, plata y bienes materiales. Vemos que hoy día esa ambición por lo material y el poseer cosas es lo que mueve principalmente los corazones de las personas. Tenemos que decir que aún muchos cristianos han sucumbido a las tentaciones de la gran Babilonia.

Babilonia se sentía muy cómoda y segura en su propia opulencia. Observemos sus palabras en el versículo 7: “…porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto; por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga.” El juicio y castigo de Babilonia será de repente e inesperado. El verso 14 anuncia que luego de estar acostumbrada a tanta riqueza y prosperidad, la gran Babilonia sufrirá pobreza y escasez: “Los frutos codiciados por tu alma se apartaron de ti, y todas las cosas exquisitas y espléndidas te han faltado, y nunca más las hallarás.”


III.  Las bodas del Cordero

Ahora Juan, después de esta visión ve a los redimidos regocijándose en los cielos porque finalmente el justo castigo ha sido derramado sobre la gran ramera. En el trono de Dios, los 24 ancianos (la iglesia) y los cuatro seres vivientes se postran delante de Dios y le rinden adoración porque al fin se ha cumplido lo que fue anunciado sobre el mundo.

Ahora en el versículo 6 Juan escucha la voz de una inmensa multitud y como la voz de grandes truenos que declara, “¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.” La iglesia, que es la novia del Cordero, se regocija y anuncia que han llegado las bodas del Cordero y se ha preparado.

Notemos que mientras la ramera se lamenta porque ha sido abandonada y desolada pues ya nadie se interesa en ella, la novia del Cordero, la Iglesia, se goza y se deleita porque el día de su boda ha llegado. Es un claro contraste aquí. Claro está, esta es una boda simbólica que representa el encuentro y unión entre Cristo y aquellos a quienes él compró con su sangre preciosa. Al igual que en aquellos tiempos la desposada se preparaba y ataviaba para recibir al novio en una procesión nupcial, Juan ve a la iglesia como una novia preparada y vestida de las mejores galas para recibir a su novio.

Esa vestimenta de la novia es espiritual. El lino fino y resplandeciente es la vestimenta de la justicia de Cristo que cubre a todos los redimidos que componen la iglesia del Señor. Esa justicia de Cristo produce a su vez en los creyentes acciones justas, porque es el fruto del nuevo nacimiento. La novia del Cordero está preparada no porque se lo ha ganado por sus méritos, sino porque sus ropas fueron emblanquecidas en la sangre de Cristo.

Ahora en el verso 9 Juan escucha al ángel decir que son bienaventurados los llamados a formar parte de estas bodas del Cordero. No hay mayor bienaventuranza que el ser incluidos en esas bodas maravillosas. Al escuchar esto, Juan se postra delante del ángel para adorarle. Pero el ángel le detiene porque él no es digno de recibir adoración. Los ángeles de Dios son siervos como nosotros. Ellos   no


admiten adoración porque reconocen que solamente Dios puede ser adorado. Los ángeles son criaturas de Dios, inferiores a él, al igual que nosotros; no podemos olvidar esto.

Preguntas de Repaso


1.  ¿Qué nos describe este capítulo 18 de  Apocalipsis?
2.  ¿De qué manera se asemeja la caída de Roma con la caída de todos los imperios a lo largo de la   historia?
3.  ¿Cuál es la razón que da el ángel para la caída de la gran Babilonia?
4.  ¿Qué otra característica de la gran Babilonia mantiene a las personas bajo  su influencia?
5.  ¿Por qué Babilonia se sentía segura en sí mmisma?
6.  ¿A dónde se traslada ahora la vvisión de  Juan?
7.  ¿Por qué se regocija la gran multitud reunida en el  cielo?
8.  ¿Cuál es el contraste entre la novia del Cordero y la ramera en la tierra?
9.  ¿Cómo Juan ve a la iglesia dispuesta para recibir al   novio?
10.  ¿Qué signifficado tiene la vestimenta de la iglesia, novia del  Cordero?

11.  ¿Por qué el ángel detiene a Juan cuando se dispone a postrarse delante de él?

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