jueves, 23 de marzo de 2017

Estudio #18: Las siete plagas postreras Apocalipsis capítulo 15 y 16

Estudio #18: Las siete plagas postreras

Apocalipsis capítulo 15 y 16


I.  Introducción
Desde que comenzamos a estudiar este libro de Revelaciones (Apocalipsis) hemos visto que la estructura del mismo es repetitiva. Un conjunto de visiones que incluye la persecución de los santos, los juicios de Dios sobre la tierra y la venida de Cristo, son seguidos por otro conjunto de visiones que esencialmente nos describe los mismos eventos. En este estudio no nos detendremos tanto como en los anteriores ya que los juicios que aquí se mencionan son esencialmente los mismos que ya hemos estudiado anteriormente. Sí analizaremos unos detalles que aparecen en estos capítulos que no los encontramos en los ya estudiados.

Como vimos anteriormente, hay un claro paralelismo de los juicios de Dios en el tiempo del fin con las 10 plagas que Dios envió a la tierra de Egipto cuando los israelitas estaban bajo la esclavitud de Faraón. El principio es el mismo: un pueblo de Dios que sufre bajo un sistema que le oprime y un Dios que en su momento interviene para liberar a su pueblo y derrama su ira sobre el opresor mientras su pueblo es protegido.

II.  La iglesia es reunida en el cielo.
Ya ha ocurrido la primera siega. Los santos del Altísimo se hallan en la patria celestial donde ya no sufren más ni hay tribulación para ellos. Estos son los que triunfaron sobre la bestia y su imagen porque no la adoraron ni le sirvieron. Ahora glorifican a Dios cantando el cántico de Moisés (Éx. 15:1) y el cántico del Cordero. Estos santos son la iglesia reunida de entre todas las naciones de la tierra. Ya para ellos no hay más muerte, ni dolor ni tribulación. Ahora cantan y exaltan al Cristo victorioso.

Ahora el templo de Dios, su tabernáculo celestial se abre y salen del mismo siete ángeles que llevan consigo siete plagas postreras que han de ser derramadas sobre los impíos que han quedado en la tierra. Estos ángeles reciben de uno de los cuatro seres vivientes siete copas que contienen la ira de Dios que va a ser vertida sobre el mundo. En ese momento la gloria de Dios se manifiesta en el templo a tal magnitud que nadie podía entrar en él hasta que los siete ángeles hayan cumplido


con su misión. Vemos algo parecido en 2 de Crónicas 7:1-3, cuando en el templo terrenal que Salomón había edificado, se manifestó la gloria de Dios y nadie podía entrar en él. Esto tiene un significado importante que denota un evento crucial donde Dios está manifestándose. La manifestación de la ira santa de Dios es una manifestación de su gloria y su santidad.

III.  Las siete copas de la ira

Los ángeles salen hacia la tierra y el primer ángel derrama el contenido de su copa. A causa de esto aparece una úlcera maligna y pestilente que azota a los moradores de la tierra. En las plagas de Egipto este mismo castigo azotó a los egipcios (Ex. 9:10). El segundo ángel derrama su copa sobre el mar y este se convierte en sangre de tal manera que fallecen los seres vivientes que pueblan los océanos. El tercer ángel hace lo mismo sobre los ríos y los manantiales y ocurre lo mismo que en el mar. Esta plaga también la vemos en Egipto (Ex. 7:17-21). Estos ángeles alaban a Dios en medio de estos juicios declarando que de la misma manera en que los impíos derramaron la sangre de los justos de Dios, ahora ellos tendrán que beber sangre en las aguas.

El cuarto ángel derrama su copa sobre el sol y este se torna aún más caliente al punto que las personas se queman a causa del gran calor que cae sobre la tierra. El resultado de esto es que las personas blasfeman el nombre de Dios que tiene poder sobre estas plagas. Notemos que esta plaga del calentamiento del sol no se encuentra entre las 10 plagas de Egipto. El quinto ángel derrama su copa y la tierra entera se cubre de tinieblas. Antes maldecían a Dios por el intenso calor del sol, y ahora le maldicen porque hay sobre la tierra una densa oscuridad. El equivalente de esta plaga en Egipto la encontramos en Éxodo 10:21.

Ahora viene el sexto ángel y derrama su copa sobre el río Éufrates y causa que este se seque. Al secarse este río, dice el texto que se abre el camino para que puedan cruzarlo los reyes de oriente. ¿Qué significa esto y quiénes son los reyes de oriente? Esta plaga desata lo que se llama el Armagedón. Esta palabra proviene del nombre de un valle que existe en palestina que se llama el valle de Meguido. En este valle se libraron grandes batallas entre los israelitas y reyes paganos que reunieron a sus ejércitos para destruir a Israel. Los dispensacionalistas enseñan que este lugar será el escenario de la última gran batalla entre


Israel y las naciones reunidas bajo el anticristo. Sin embargo creemos que esta no es la mejor interpretación de esta profecía. Entendemos que esta batalla, como ha sido todo el estilo de este libro, es una de naturaleza simbólica.

Israel no derrotó a sus enemigos en este valle de Meguido por el poder de su ejército, sino que fe Jehová Dios quien intervino de forma sobrenatural y destruyó a estos ejércitos que representan a las naciones paganas y sus gobiernos que han perseguido y oprimido a los hijos de Dios. Vemos que no solamente aparecen los reyes de oriente, sino también los gobiernos y monarcas del mundo entero. Quien reúne a este gran ejército es el dragón (Satanás), la bestia y el falso profeta. Ya vimos que la bestia y el falso profeta representan los gobiernos humanos y la religión falsa de engaño que mantiene cautivos a los seres humanos que no son de Cristo. Lo que nos revela esta visión es la confrontación final entre estos poderes del mal en contra del Cordero en el “gran día del Dios Todopoderoso”.

Hay una advertencia en este versículo 15 del capítulo 16. Jesús dice, “He aquí yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y guarda sus ropas para que no ande desnudo y vean su vergüenza.” La vestimenta que habla aquí es la de la justicia de Cristo. Andar desnudo significa andar sin la justicia de Cristo que cubre nuestro pecado y nos presenta justo ante Dios. Jesús habló en una parábola acerca del que fue a las bodas sin estar vestido (Mt. 22:11) y fue echado fuera. Al igual que la advertencia de las 10 vírgenes en Mateo 25, va dirigida a aquellos que no tengan a Cristo ni su justicia para el día del juicio.

Finalmente el séptimo ángel derramó su copa y se desatan cataclismos terribles jamás vistos en la historia de la humanidad. Esto causa la destrucción de la gran ciudad de Babilonia que representa el sistema del mundo que llega a su fin y recibe su justo castigo por parte de Dios. Esta plaga termina con un fuerte y enorme granizo que azota a toda la tierra, pero los habitantes de la tierra, cuyos corazones no tienen ninguna oportunidad de redención, maldicen y blasfeman el nombre de Dios porque la plaga resulta devastadora y destructiva. Ya en Apocalipsis 8:5, cuando se nos habla de la séptima trompeta, pudimos ver esta misma escena, lo cual confirma que esta visión de las siete copas corresponde a la visión anterior de las siete trompetas.


Preguntas de Repaso


1.  ¿Por qué este capítulo vuelve a repetir los juicios de Dios sobre la tierra?
2.  ¿Cuál es la condición de los santos del Altísimo en el   cielo?
3.  ¿Por qué la gloria de Dios se manifiesta en el templo celestial cuando los ángeles salen a derramar las    plagas?
4.  ¿Qué significado tiene la sexta plaga que causa que el río Éufrates se seque?
5.  ¿Hacia quienes va dirigida la advertencia de Jesús en Apocalipsis 16:15?
6.  ¿Qué ocurre cuando el séptimo ángel derrama su copa?

7.  ¿Qué hacen los impíos en la tierra cuando estas plagas caen sobre ellos? ¿Por qué?

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