– LA CANAÁN CELESTIAL
Gran parte del pueblo de Dios no entiende por qué después de pasar quizás muchos años en un estado de relativa satisfacción y comodidad en su pequeño rincón en la actividad y participación en la iglesia, repentinamente descubre que ya no está por más tiempo satisfecho con la monótona rutina, y surge con dudas preocupantes. ¿Por qué Señor? ¿Cuándo? ¿Qué? Como dijimos anteriormente, estas son las preguntas que corresponden al Maná; lo único que podemos decir es que el Maná esta teniendo efecto en sus vidas. Han estado comiendo alimento del desierto, y como resultado, hay un hambre cada vez mayor de realidad en sus vidas. Esta es la obra constante de Dios en el pueblo del desierto, y solo queremos animar al pueblo de Dios que está de alguna forma desanimado, desilusionado o perplejo respecto el estado de cosas en su propia vida, o en el Cuerpo de Cristo, a levantar sus ojos y ver la gloria de la tierra de Beula:
“Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefziba y tu tierra, Beula, porque el amor de Jehová estará en ti y tu tierra será desposada” (Isaías 62:4)
No cobremos ánimo por causa de las pequeñas incursiones que el pueblo trata de hacer en la tierra en estos días, intentando agarrar otro racimo de uvas del valle de Escol, o llenar sus sacos con unas pocas granadas. Hoy es el día en que Dios moviliza a toda una nueva generación para la conquista de toda la tierra, y no podemos conformarnos con nada menos que esto.
Canaán, Un lugar de victoria
“Y por cuanto Él amó a tus padres, escogió a Su descendencia después de ellos, y te sacó de Egipto con su presencia y con su gran poder, para echar de delante de tu presencia naciones grandes y más fuertes que tú, y para introducirte y darte su tierra por heredad, como hoy.” (Deut. 4:3738).
Canaán es esa herencia celestial que Dios quiere que Su pueblo comience a explorar y a apropiarse; y por tanto, es un lugar que ha de ser conquistado, porque es en este reino que las fuerzas del mal tratarán de mantener sus fortalezas en los corazones y mentes del pueblo. Los “Lugares Celestiales” en Cristo Jesús son esos reinos en el Espíritu que pertenecen al pueblo de Dios (Efesios 1:3,20), y por eso nuestra guerra es en ese reino, y no en reinos de la tierra (Efesios 6:12). Si, estamos en la tierra, y nos preocupa el estado de cosas en la tierra; pero si nuestra guerra está ALLÍ, nada conseguiremos para los habitantes de la tierra. Tenemos que hacer guerra en “los lugares celestiales”, con armadura espiritual, y con armas espirituales; de lo contrario, no conseguiremos absolutamente nada. Ni podemos mezclar lo carnal con lo espiritual con el fin de encontrar el término medio. La guerra espiritual en los lugares celestiales, y las maniobras carnales políticas en la tierra, no producirán un equilibrio, sino un punto muerto. Que Dios conceda a Su puebla tal confrontación con Él mismo, que nos quitemos el calzado de los pies como el Josué de antiguo, y nos pongamos el calzado del apresto del evangelio de la paz. Sólo entonces el pueblo de Dios sabrá como salir en contra de sus Jericós, con el toque de las trompetas de los cuernos de los carneros y el Arca de Su presencia, y ver a las fortalezas del Enemigo derrumbarse delante de Él.
Durante muchos años la iglesia ha querido ser “arrebatada” para estar con el Señor en el aire... pero de hecho sólo ha sido un deseo de escapar de la Batalla. Sabemos que ese día se acerca, y no sólo en nuestros espíritus, sino en cuerpos glorificados y resucitados, que “seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir
al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” Anhelamos la llegada de ese día, pero debemos seguir enfatizando que esto ha de suceder al toque de la “última trompeta”, y no a la primera, o la segunda. Primero que nada, viene el Día de la Batalla; y para eso Dios ha provisto para Su pueblo ¡NO ALAS, SINO ARMADURA!
“La noche está avanzada y se acerca el Día. Desechemos pues las obras de las tinieblas y vistámonos las armas de la luz.” (Rom. 13:12)
Cualquier doctrina que afirme que Dios tiene que retrasar Su venida por causa de que ciertos eventos tengan aún que cumplirse, no se sujeta a la Escritura... porque la “Venida” del Señor ciertamente incluye muchos aspectos de Su manifestación que son sin advertencia, sin señales inminentes, sin reconocimiento universal. No estamos hablando de “Muchas Venidas”, porque la Biblia dice que “Él aparecerá UNA SEGUNDA VEZ”—no una segunda, tercera y cuarta vez. Pero sí hablamos de diferentes aspectos de Su Aparición. La misma escritura que dice que Él aparecerá “una segunda vez”, también afirma que Él ya ha aparecido UNA VEZ (Heb. 9:28). Pero en esa aparición, ¿había o no muchos aspectos distintos de Su aparición? Primero a María y José; después a los pastores; después a los fieles en el Templo, Simeón y Ana; después a Pedro y a los otros apóstoles, al concederles Dios la revelación para “verle” y “conocerle”. Y finalmente fue “declarado Hijo de Dios con poder por la resurrección de entre los muertos”. Pero todo ello era UNA SOLA APARICIÓN. Estamos confiados de que en SU SEGUNDA aparición, habrá muchos aspectos de ello: al venir Él súbitamente a Su Templo para purgar a los hijos de Leví, al aparecer como fuego purificador, como jabón de lavadores; al entrar las vírgenes prudentes y cerrar las puertas tras de sí, mientras que las vírgenes insensatas se quedan fuera y llaman; cuando aparezca a los Suyos, cuando “venga” y more en los que Le aman y han preparado lugar para Él; cuando venga a los no arrepentidos en Éfeso y quite su candelero; cuando “venga” a Pérgamo y luche contra ellos con la espada de Su boca; cuando “venga” como ladrón a Sardis y los halle dormidos y descuidados. (Lee Mal. 3:12, Mat. 25611, Juan 14:21,23, Apoc. 2:5, 16, 3:3).
Sería bonito si pudiéramos encontrar un programa sano y bíblico para todos los eventos que han de tener lugar en relación con la Segunda Venida; de hecho hay muchos que intentan hacer eso exactamente. Yo, personalmente no perdería mucho tiempo intentando hacer esto; porque sé que sólo hay una forma de estar preparados para la Segunda Venida... y no es mediante el conocimiento de un programa, sino siendo “vigilantes” y “sobrios”. A los tales, el Señor no les aparece como “ladrón en la noche”. A todos los demás sí, no importa el entendimiento que tengan de los acontecimientos de los últimos tiempos. (Lee 1ª Tes. 5:4, Marcos 13:3537).
Y mientras que muchos esperan ser trasladados físicamente alugares celestiales para escapar de la Batalla que hay delante de nosotros, hay un remanente conquistador, santo, que Le “verá” y Le “conocerá”, y se levantará hacia “los lugares celestiales” en el Espíritu para pelear la buena batalla en el Día del SEÑOR, y surgir de la Batalla en una victoria total. No hay nada que le falte a la “armadura de luz” que necesitemos para una conquista completa de las huestes malignas de Satanás. Fíjate que cuando Pablo nos dice que nos pongamos “toda la armadura”, nos dice específicamente que es “PARA EL DÍA MALO” (Efesios 6:13). ¿Podrías concebir algún día que fuera más “malo” que este Día, el Día de su Aparición?
La mayor parte de nuestro armamento es defensivo; porque el Enemigo puede derrotarnos en nuestro propio territorio si no nos damos cuenta de que SOMOS LA HERENCIA que él quiere para sí mismo, y que Dios vencería para Sí Mismo. Somos el campo de batalla donde el Enemigo seguirá batallando, y Dios nos ha dado el traje
de la batalla que necesitamos para mantener nuestra posición en la justicia, verdad y gracia de Dios.
Pero tenemos un arma “ofensiva”... la única que necesitamos. ¡Ojalá el pueblo de Dios pudiera entender esto! La espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios... ” No es la Biblia, ni nuestras muchas citas de la Escritura que soltamos todo el tiempo para probar nuestras doctrinas... ES LA PALABRA VIVA QUE SALE DE LA BOCA DEL SEÑOR, COMO UNA ESPADA AGUDA DE DOS FILOS, que cortará y dividirá totalmente, separando el alma y el espíritu, y discerniendo, descubriendo los pensamientos y las intenciones del corazón.
“Dios, escóndenos en tu mano poderosa, para que cuando veas conveniente sacarnos en el Día de la Batalla, Tú puedas hablar a través de nosotros una Palabra viva que golpee de forma infalible en los corazones de Tu pueblo, y suponga un golpe certero de muerte a las huestes de maldad que están formadas contra Tu Iglesia.” Canaán, Un lugar de aguas corrientes
“Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes.” (Deut. 8:7)
Dios dijo que Él nos sacaría de un lugar para introducirnos en otro. De la tierra de Egipto donde tenían que regar la tierra con sus pies, con las rudimentarias bombas de irrigación de aquellos días... bombeando, bombeando, bombeando y agotándose para sacar sólo un chorrito de agua. “La tierra a la cuál pasáis para tomarla es tierra de montes y de vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo.” (Deut. 11:11)
Como anhelamos esos días en los que el Espíritu Santo venga en medio de nosotros en abundante plenitud y fluya en medio de nosotros. En lugar de que los ministros de Dios intenten “bombear” un poquito de agua con el calor de su frente, mejor será tener un chorrito de agua que nada en absoluto... Si, eso puede ser cierto; pero Jesús nos ha prometido en la herencia del Espíritu, “De vuestro interior correrán RÍOS DE AGUA VIVA.”
“He aquí que Yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿No la conoceréis? Otra vez abriré caminos en el desierto y ríos en la soledad.” (Isaías 43:1920)
“En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca.” (Isaías 41:18)
“El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de agua; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos.” (Isaías 35:7) Canaán, Un lugar de Fruto
“Tierra de trigo y cebada, de vides, higueras, y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella, tierra cuyas piedras son hierro y de cuyos montes sacarás cobre.” (Deut. 8:89)
Isaías profetizó que cuando el Espíritu se derramara sobre el pueblo de Dios, “el desierto” sería un “campo fértil”, y el “campo fértil” sería estimado por “bosque” (Isaías 32:15).
En los días de las fiestas de Israel, cuando el pueblo se reunía para guardar las fiestas de SEÑOR en su tiempo, Dios prometía: “Y ninguno se presentará delante de Jehová
con las manos vacías.” (Deut. 16:16). Cada hombre tendría algo que traer ante el Señor, conforme a la provisión de Dios. Que los ministros del Señor por todas partes comiencen a nutrir al pueblo de Dios de tal forma, que tengan algo que traer a la Casa de Dios cuando se reúnen. ¿Te preguntas sobre los cismas y divisiones que prevalecen en la Casa de Dios? Dios dice que es porque hay miembros en Su cuerpo que son considerados “menos honrosos”, y que al derramar Él sobre ellos abundante honor, los cismas desaparecerán (lee 1ª Cor. 12:2325). Mantener a la gente bajo control y en su lugar, tarde o temprano llevará a un “cisma”. Pero cuando el pueblo de Dios es nutrido, alimentado y animado a funcionar como un miembro vital que contribuye al Cuerpo de Cristo, los cismas desaparecerán, porque todos los miembros tendrán una preocupación mutua unos por otros. El día del superseñorío de Saúl en la Casa de Dios, va a terminarse; y Dios va a levantar un ministerio a modo del ministerio del pastorado de David, que alimentará al pueblo con Verdad y Conocimiento, y le hará poderoso en Dios:
“En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos.” (Zac. 12:8)
EL verdadero fruto no es mera actividad o participación de iglesia. Es una vida que se ha unido al Señor, y que deleita el corazón del padre de familia. Efraín era la tribu de Israel especialmente “fructífera”. El término significa “doble fruto”. El pueblo ungido, el pueblo de la “doble porción”, han de ser doblemente fructífero en el Señor. José había de tener la doble porción a través de Efraín. (Manasés era el primogénito, pero él debe dar lugar a Efraín, el segundo. Manasés significa “hacer olvidar”, y solo cuando estamos preparados para “olvidar lo que queda atrás”, la vida de desierto desolado, podemos extendernos a las cosas que hay ante nosotros). De José se dijo “rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyas vástagos se extienden sobre el muro” (Génesis 49:22). Pero Dios se quejó de Efraín siglos más tarde, “Israel es una frondosa viña, que da abundante fruto para sí mismo... “ (Oseas 10:1). ¿Cuántos, entre el pueblo de Dios hoy, cuántos de sus ministros, producen fruto para sí mismos? Muy activos, sí; muy ocupados para Dios, sí; pero como Marta, “afanada y y turbada con muchas cosas”, más que con LO QUE ES NECESARIO, sentarse a los pies de Jesús y escuchar lo que Él tiene que decir.
Al sentarnos a Sus pies y aprender de Él...cuando nuestras raíces se introducen en las aguas del pozo junto al que hemos sido plantados... entonces nuestras ramas “saltarán el muro” hacia OTROS. Dios se ocupará de eso si nosotros simplemente permanecemos fieles, arraigados y cimentados en Él, que es el verdadero arroyo de vida junto al que hemos sido plantados.
“Pero el fruto del Espíritu es....” El apóstol está a punto de nombrar muchos tipos de fruto, pero todo es UN FRUTO, y por ello utiliza el verbo en singular...
“El fruto del Espíritu ES: Amor, gozo , paz, Paciencia, benignidad, bondad, Fe (fidelidad), mansedumbre, Templanza...” (Gál. 5:2223)
Todo esto es lo principal y lo más importante para el deleite y el gozo del corazón del padre de familia; pero al deleitar Su corazón, Él deseará compartir el fruto que Él ha encontrado con otros.
Dios siempre ha deseado los “primeros frutos” para Sí mismo. Dios fue consecuente en esto en Su relación con Israel. El “primogénito” había de ser Suyo. Los “primeros frutos” habían de ser Suyos. “Mi alma deseó los primeros frutos”. (Miqueas 7:1). Si realmente amamos a Dios, entonces mostraremos nuestro amor a los demás; pero Dios desea que Le demos los primeros frutos. Él debe tener Su parte antes que los demás. Jesús dijo, “El que me ama, Mi Palabra guardará.” (Juan 14:23). No podemos decir, “Señor, Te amo tanto...tengo que dedicarme al ministerio.... Te amo tanto.... que tengo que predicar, tengo que edificar iglesias, ser un misionero... Te daré mi dinero...”. Estos y otros muchos actos de servicio que se nos podrían ocurrir, podrían salir del anhelo de nuestro corazón en busca de alguna clase de gratificación, de satisfacción. El verdadero amor dirá, “Señor, te amo tanto que me entrego a Ti.” Y esto podría llevar a una vida muy discreta, insignificante, que pasa desapercibida, no reconocida en los asuntos de los hombres o de la Iglesia. Puede que nunca llegues a ser “conocido” o “reconocido” como alguien que valga mucho para Dios o para el mundo a tu alrededor, pero si serás conocido en lugares celestiales. Tu obra puede ser considerada de muy poco valor a los ojos de los hombres, y con frecuencia incluso a los tuyos propios, pero es algo que debes hacer por causa de tu relación de amor con el Señor, y es de gran valor ante Su vista. Tu amor por Él puede llevarte a áreas de vituperio y crítica que pueden ser difíciles de soportar. Pero si es porque “LE amas” y porque “guardas Su Palabra”, entonces ese fruto que estarás produciendo para Él no es el fruto de una viña estéril, sino una clase muy especial de “primeros frutos”, que produce un gran deleite a Su corazón. A la vista de Dios, es mucho más precioso que el “fruto” que te esfuerzas en producir al hacer tu propia obra, al ir por tu propio camino, al iniciar tus propios planes y al producir alguna clase de producto aceptado y agradable para los hombres, pero desaprobado por Dios.
Solo los que han aprendido los caminos de Dios por sí mismos, aprobarán los caminos de los que andan en relación con Él. Tenemos que ser liberados de ese deseo inherente que hay en todos nosotros, de recibir la “aprobación de los hombres”.
Después, cuando somos plantados “junto al pozo”, y confinados al Muro de Su Voluntad, Dios, en su momento y a su manera, verá bien que nuestras ramas salten por encima del muro.” Estas son las ramas que llevan fruto para otros. Otros comerán entonces del fruto y se gozarán en la fortaleza, la vida y el gozo que trae a sus corazones. Quizás no lo sepan... quizás nunca lo descubran... que es de la viña de José de la que están comiendo, “afligieron sus pies con grillos, en cárcel fue puesta su alma... ” Pero Dios sabe que fue Él quien hizo que el muro fuera construido, y que lo hizo para encerrar al hombre José para Él mismo. Y Dios mismo había de participar del agradable fruto de la viña de José. El fruto dentro del muro era para Dios solamente. Dios se deleitaba en el fruto del amor de José, en su paciencia, su longanimidad, su fidelidad, su mansedumbre, su amabilidad, su bondad, su dominio propio. Por causa de todas estas virtudes, que llenaron de gozo Su corazón, Él dijo, “Debo compartir este fruto con otros... debo compartir este fruto con el pueblo de Egipto... debo compartir este fruto con los hijos de Israel.”
¿Cómo puede el hombre mortal producir fruto que deleite el corazón de Dios? Solo si ese fruto es de la Semilla que salió del corazón de Dios mismo. Sólo si es una reproducción de la naturaleza y semejanza de Dios mismo. Porque entonces no es la obra del hombre, sino el “fruto del Espíritu”. EL hombre mortal es meramente el jardín, solo el polvo de la tierra, del que Dios puede producir el “fruto según su especie.”
Canaán, Una tierra preparada
“Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, y casas llenas de todo bien , que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste... ” (Deut. 6:1011)
Ciudades que no construimos; graneros que no llenamos; cisternas que no cavamos; y viñas que no plantamos... porque es un LUGAR PREPARADO PARA UN PUEBLO PREPARADO. Canaán es el reino del Espíritu y es aquí, en las áreas desérticas de nuestras vidas, y en las vidas de los hombres, que Dios traerá y manifestará este fruto. Dios no dará a nuestros enemigos ningún crédito por haber construido las ciudades, llenado los graneros, abierto los pozos o plantado las viñas. Y cuando los hombres digan, “es bueno que haya mal en el mundo, de hecho Dios lo preparó así para Su gloria”, estarán de hecho cosechando condenación sobre ellos mismos. Pablo si enseñó que Dios podía sacar BUENO de lo MALO, y algunos lo han malinterpretado diciendo, “es bueno que haya el mal para que Dios pueda ser glorificado.” Pero Pablo no se molestaría en argumentar sobre el asunto. Simplemente contestó, “Su condenación es justa para los que dicen esas cosas” (Rom. 3:78). Es un perverso concepto de Dios que afirma que “Dios hizo el mal... Dios creó al diablo tal y como es... porque lo necesitaba para cumplir Sus propósitos”. Pablo rehúsa siquiera discutir sobre tal perversión de la Verdad.
Así, hay muchas áreas ahí fuera en el desierto de la vida, que están preparadas y esperando que el pueblo de Dios las someta. Vamos a descubrir, si seguimos en los caminos del Señor, que lo que el enemigo planeó y sometió para su propio dominio y gloria, son áreas que van a ser conquistadas y sometidas para Dios. Muchos hombres y mujeres que odiaron a Dios en extremo, ahora Le van a amar con una gran pasión. La atadura que un día conocieron en su servicio a Satanás, cesará; muchos que han sido cautivos y esclavos de Satanás, serán igualmente cautivados y esclavizados a la voluntad de Dios. Sin embargo, al participar de esta nueva clase de cautividad, cautividad a su Señor quien los redimió, descubrirán la verdadera libertad, el verdadero descanso y el verdadero gozo. Porque el que una vez los tuvo cautivos, es maestro en el engaño, el asesinato y el odio; pero ahora, el que les ha liberado, es Maestro en la Verdad, Fidelidad, Vida y Amor. ¿Podríamos concebir alguna forma de libertad mayor que ser esclavos y cautivos del que es AMOR COMPLETO, VERDAD COMPLETA Y VIDA COMPLETA? En vano vamos a descubrir algún tipo de liberación verdadera llegando a CONOCERNOS a nosotros mismos, o explorando los recursos secretos de nuestros propios talentos, de nuestra propia naturaleza del alma, natural. Esta clase de investigación y exploración meramente incrementa esta atadura. Si pretendemos explorar nuestros recursos escondidos, nuestra propia deidad interna, pensando todo el tiempo que descubriremos la clave de la vida, de la libertad y del poder, en realidad estaremos atándonos aún más al “príncipe de las tinieblas”.
¿Quieres hallar la verdadera “clave” de la felicidad y de la libertad? Solo hay un medio. Como el siervo hebreo de antaño, que habiendo servido todo su tiempo en esclavitud, y siendo luego liberado conforme a la ley de Dios, por causa de su amor por su amo, viene y le perforan su oreja en un rito de compromiso con el que él ama, “Te amo tanto, que quiero ser tu siervo para siempre.... Mi verdadera libertad y gozo están en servirte...”
Canaán, Una vida preparada
Mencionamos que Canaán era un lugar preparado para un pueblo preparado. Precisamente, de esto iba el desierto: De preparar nuestros corazones por medio de enredos, de probar aguas amargas, de conocer el hambre y la sed en un lugar desértico y estéril, de purgar nuestros deseos.... hasta que surjamos como el PUEBLO PREPARADO para este LUGAR PREPARADO.
Si Canaán habla de una Tierra en el Espíritu, que tiene que ser conquistada para Dios, entonces, ¿cómo podemos esperar participar de ella si nuestras propias vidas están gobernadas por el yo y la naturaleza carnal? Primero tenemos que dejar que el Señor someta nuestro propio desierto, si vamos a someter los corazones de los hombres y a derrocar a los principados y poderes que les dominan, para traerlos a la libertad de Cristo. Por esto, las armas de nuestra milicia no pueden ser de ninguna manera terrenales y carnales. Por eso nuestras armas consisten de virtudes como la Verdad sobre nuestros lomos, la Justicia como la coraza, la preparación del Evangelio de la paz, como nuestro calzado. La fe es nuestro escudo, la salvación nuestro yelmo, la Palabra de Dios como nuestra única arma ofensiva, y la ORACIÓN—la oración continua—que hace que todas las demás armas sean efectivas y poderosas. ¡Siete armas espirituales para vencer a siete poderosas naciones de Canaán! Pablo nos dice que son todo lo que necesitamos; dice que nuestras armas constituyen toda la “armadura completa”, un traje para la batalla al que no le falta nada.
Muchos ministros admiten, “Si, necesitamos Verdad y Justicia y todo eso”—Pero su pensamiento en realidad es, “Salgamos a la Batalla”. Fracasan completamente en comprender que no hay nada que hacer en la Batalla hasta que estas virtudes sean obradas en los corazones del pueblo de Dios. Oímos mucho de la necesidad de “predicar el Evangelio” pero muy escasamente DE TENER CALZADOS LOS PIES CON EL APRESTO DEL EVANGELIO. A menos que nuestros pies estén calzados con el apresto del Evangelio de la paz no habrá un Evangelio efectivo predicado a las naciones. ¡Que trucos se les han ocurrido a los hombres de la iglesia para propagar el Evangelio de Jesucristo! Drama, entretenimiento musical, grupos de baile, mimo, un mundo imaginario, payasos, etc... Y el bendito Evangelio de nuestro Señor Jesucristo se ha convertido en una triste mezcla corrompida. Pero hay un pueblo en la tierra que se está poniendo el calzado del apresto de la paz, y que cuando sea enviado a la tierra con el Evangelio eterno en sus labios, andarán por los caminos preparados del Señor, trayendo liberación a los cautivos.
El caminar en el Espíritu es un caminar por una Vida Preparada. Cuando sepamos esto, seremos liberados de cualquier responsabilidad en cuanto al Camino por el que hemos de andar, o la obra que tenemos que hacer. Tenemos que reconocer esto y no tratar de involucrarnos en ninguna manera en nuestras propias estrategias y en nuestros propios pensamientos. El profeta nos dice que nuestros pensamientos están tan lejos de los pensamientos de Dios, como está la tierra por debajo de los cielos. Pablo nos dice que la mente carnal es “enemistad contra Dios”, y que “no se sujeta a la ley de Dios.” Nos dice que el hombre natural “no recibe las cosas que son del Espíritu,” ya que son locura para él.
Si seguimos la Vida del Espíritu, estamos avanzando por un camino desconocido. Sí, algunos han pasado por ahí antes, pero sigue siendo un camino desconocido. Quiero decir, aunque leamos sobre este camino o sepamos mucho al respecto, tenemos que descubrirlo por nosotros mismos. Esto es lo que tenemos que descubrir en nuestro caminar del desierto. Es un camino que Dios prepara en los enredos de la vida. No podemos marcar para nosotros mismos un camino liso y fácil. Pero al aprender el camino de Dios en este reino, vamos a descubrir que Dios está queriendo guiarnos por
su Espíritu para salir del viejo camino de la vida, y meternos a un camino nuevo preparado por el Espíritu. No está en el hombre es el conocer esto o el buscarlo.
“Senda que nunca la conoció ave, ni ojo de buitre la vio, nunca la pisaron los animales fieros, ni el león pasó por ella..”
“No conoce su valor el hombre, ni se halla en la tierra de los vivientes. EL abismo dice: No está en mí: y el mar dijo: Ni conmigo. No se dará por oro ni su precio será a peso de plata.”
“¿De donde pues, vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia? Porque encubierta está a los ojos de todo viviente. Y a todo ave del cielo es oculta.”
“Entonces la veía Él y la manifestaba. La preparó y la descubrió también...”
“Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría y el apartarse del mal es la inteligencia.” (lee Job 28:728)
Es un camino que Dios ha PREPARADO para aquellos que Le temen... que LE temen lo suficiente para tener miedo de andar por su propio Camino, o para hacer su propia obra.
Venimos a Dios completamente desvalidos, pecadores desvalidos, y encontramos misericordia, y ÉL soberanamente nos guía a un reino de Nueva Creación. Entonces parece que el pueblo de Dios es animado a andar por su propio camino, y hacer lo mejor que pueda con la ayuda de Dios. Pero Pablo nos exhorta a andar en la regla de la vida de la Nueva Creación (lee Gál. 6:1516). Es la Regla de la Nube... la ley del Espíritu... una ley de Vida... y por tanto, no está en el corazón del hombre el comprenderlo o entenderlo.
Este era el problema de Nicodemo. Era un hombre de gran sabiduría y entendimiento en cuanto a este mundo, y en lo que concernía a la “Iglesia” de su día. Era un maestro en Israel; pero Jesús le mostraría un camino hacia una clase de vida completamente nueva.
”EL viento sopla de donde quiere y oyes su sonido, más ni sabes de dónde viene, ni a dónde va. Así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Juan 3:8)
El Cristianismo evangélico no tiene ningún problema con eso. Sabemos que significa que el Espíritu se ha movido en nuestros corazones muy soberanamente, no sabemos como... y nos ha dado a luz de nuevo mucho más allá de nuestra capacidad de comprender. ¡PERO TENEMOS QUE ANDAR POR LA MISMA REGLA! ¡TENEMOS QUE VIVIR POR LA MISMA LEY DEL ESPÍRITU!
No sabemos el curso que el viento de Su Espíritu va a tomar. No sabemos lo que Él ha planeado y diseñado. No sabemos a donde nos va a llevar. Y esto nos hace sentir muy inseguros. Queremos una trayectoria conocida. Pero es un camino que ni las aves conocen, y que el ojo del buitre no ha visto. De esa forma, nos entregaríamos tan rápido a la tentación de diseñar nuestra propia trayectoria, o más probablemente aún, nos involucraríamos en algún tipo de estructura religiosa que lo hiciera por nosotros. Tienen más experiencia, y por ello hallaríamos seguridad bajo su dosel, bajo su cobertura, bajo su abrigo. Así, leemos su historia, como comenzó el movimiento, e intentaremos y nos convenceremos a nosotros mismos que los objetivos que ellos esperan alcanzar son válidos y bíblicos. Pensamos que de esta forma, quizá podamos
descubrir “de donde viene el viento... y a donde va.” Esto puede que nos de un sentido de seguridad y de protección.
Pero el hombre del camino del Espíritu no puede ser sujeto con grilletes por medio de reglas o normas. Debe caminar en el Espíritu. Debe encontrarse a sí mismo en el Viento del Espíritu... en el fluir del Río de Dios. Al principio, como el Ezequiel de antaño, se introducirá con muchas dudas en las aguas. Es un Río muy ancho, y debe pisar con cuidado. Un paso o dos... Después se encuentra a sí mismo en el agua hasta los tobillos. La corriente es cada vez más fuerte conforme se introduce, y el temor entra en su corazón. Ahora el agua le llega a las rodillas... después hasta sus espaldas. Pero sigue escuchando las palabras: “Sigue caminando... Sigue viniendo a Mí.. No tengas temor...” De repente descubre que ya no puede tocar el fondo: son aguas para nadar, y es arrastrado por la corriente.
¡Ha perdido el control! ¡Es arrastrado por la corriente en el Río del Espíritu de Dios! ¡No sabe de dónde viene, ni a dónde va!
Pero al ser arrastrado por el fluir del Espíritu, comienza a perder su temor. Descubre que es un Río de Paz, y que todos los temores han sido quitados. Porque este río fluye del corazón de Dios y volverá al corazón de Dios... y él regresará con ello. Ha descubierto que todas sus fuentes están en Sión. Todavía no ha visto la Ciudad, solo por la fe, como el Abraham de antaño, que la vio de lejos: una ciudad que tiene fundamentos, cuyo Arquitecto y constructor es Dios. Pero aunque no la ve, sabe que el Río fluye de la Ciudad y a la Ciudad.
Ezequiel perdió el apoyo al encontrar “aguas que habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado”. Y así debe ser con el pueblo que entre en el reino del Espíritu. Ya no podemos seguir calculando, planeando, diseñando, preparando, ordenando, organizando, controlando....
¡Es el Camino del Espíritu!¡Es el Camino del Nuevo Nacimiento! ¡Es el Camino del Viento! Oímos su “sonido” y eso es suficiente. Conocemos la Voz, y la Voz es certera. Nunca hemos ido por este Camino antes, pero Él sí... y quiere que nosotros caminemos por el Camino que Él ha preparado.
¿Puedo notar un cierto temor en los corazones cuando digo que el hombre de Espíritu ha “perdido el control”? No dije que esté fuera de control, o que no esté bajo control. En su lugar, el Espíritu de Dios está ahora en control. ¿Ha de ser eso considerado peligroso? ¿O quizás te sentirías más seguro si tu mente carnal pudiera seguir teniendo el control? ¿O si alguna organización religiosa siguiera teniendo el control? ¿O si algún conocido apóstol o profeta hubiera de tener el control?
Hay tanta gente en el mundo religioso que se siente cómoda y segura en los sistemas de los hombres, y que tiene miedo del Camino desconocido. Pero la gente que ha consagrado toda su forma de vida a Él, y al cuidado del Espíritu de nuestro Señor Jesús, conocerá el gozo, la paz y el descanso del Río de Dios, cuando los cielos y la tierra sean sacudidos y cuando los montes se disuelvan en las profundidades del mar:
“Por tanto no temeremos, Aunque la tierra sea removida Y se traspasen los montes al corazón del mar Del río, sus corrientes alegran la Ciudad de Dios El santuario de las moradas del Altísimo” (Salmos 46:24)
No entendemos todas las implicaciones de esto. Pero sí sabemos que cuando los cielos y la tierra sean sacudidos, y los montes se traspasen al mar... sea por medio de los métodos de los hombres o por el fuego de Dios... va a haber un pueblo que fluye con el Río de Dios, alegrando Su Ciudad, “el santuario de las moradas del Altísimo”.
Hay un espíritu que controla el curso de este mundo. Es el espíritu de Satanás, “el príncipe del poder del aire, el espíritu que ahora opera (activa, potencia) en los hijos de desobediencia.” (Efesios 2:2). Ha tenido éxito en capturar totalmente a los espíritus y almas y cuerpos de hombres y mujeres, haciéndoles ser “esclavos del pecado” (Rom. 6:17). Piensan que son LIBRES, pero no lo son. Son prisioneros del espíritu del mundo y de Satanás. Están completamente bajo su control. Sólo la luz del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo puede liberarlos.
Temamos esa clase de control; y habiendo sido librados de ello, “permanezcamos libres en la libertad con la que Cristo nos hizo libres.”
Pero nunca temamos ser atrapados en el fluir de Su Río, dador de vida, purificador, limpiador; porque es el Río de Dios, el Río de la Verdad, el Río de la Libertad, el Río del gozo, el Río de la Sabiduría, el Río del Conocimiento, el Río de Vida, el Río del Amor que fluye incesantemente del corazón de Dios y ¡a través de la Tierra de nuestra herencia!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario