jueves, 23 de marzo de 2017

Estudio #17: El triunfo de la iglesia de Dios Apocalipsis capítulo 14:1-16

Estudio #17: El triunfo de la iglesia de Dios

Apocalipsis capítulo 14:1-16


I.   Introducción
Ya en el estudio número 9 estuvimos analizando la visión que Juan tuvo de los 144 mil sellados. Dijimos que el número es simbólico y representa la multitud de todos los redimidos de toda la tierra. El 144 es un múltiplo de 12, número que representa a los escogidos tanto del Antiguo, como del Nuevo Pacto. Una vez más Juan ve a esta multitud de fieles que tienen el sello de Dios en sus frentes. Vemos el contraste entre los que llevan la marca de la bestia, y los que llevan el sello de Cristo. Los impíos llevan una marca, no un sello. La marca es lo que se le pone a los animales. En cambio los que llevan el sello tienen “el nombre de Cristo y del Padre en sus frentes”.

Juan ve a Cristo de pie ante el monte de Sión. Pero no es el Sión terrenal, la Israel actual, sino la Nueva Jerusalén celestial. Junto a él está esta multitud de los sellados, alabando a Dios por medio de un cántico nuevo. Las alabanzas que escucha Juan en el cielo son como un estruendo de muchas aguas y un sonido de un gran trueno. ¡Qué visión más gloriosa y sublime de los santos junto a Jesús en el cielo! Solamente ellos saben el cántico que entonan junto al trono de Dios delante de sus ángeles y querubines.

II.  Características de los sellados
Estos 144 mil sellados son descritos aquí en esta parte del capítulo. Primeramente son vírgenes, pues no se contaminaron con mujeres. Esto no quiere decir que solo los célibes y solteros serán salvos (el matrimonio es santo y puro ante Dios). Esto significa que no se contaminaron con la inmoralidad y el pecado del mundo. Esto es un sentido figurado que expresa la fidelidad a Dios. En 2 Co. 11:2, Pablo comparó a los creyentes con una virgen pura que debe ser presentada a Cristo. En segundo lugar, siguen a Cristo por donde quiera que va. También esto no es literal. Significa que le obedecen y siguen sus enseñanzas y no andan en pos de falsos maestros. Seguir a Cristo en sentido espiritual significa seguir en todo tiempo por el camino que él ha trazado para cada uno de sus hijos.


Y en tercer lugar, fueron redimidos como primicias para Dios y son sin pecado, perfectos delante de él. Sabemos que todos hemos pecado. En nuestros propios méritos no hay ser humano que cualifique para estar delante de ese trono. Esa perfección y esa justicia de la que habla Juan ahí no es de nosotros sino que nos ha sido imputada por medio de la sangre de Jesucristo (Heb. 10:14, Jud. 24). Las primicias significa lo separado, lo que es apartado para algo especial. Aquí vemos claramente el principio de la elección soberana de Dios. A este grupo que representa la iglesia universal de Jesucristo, fueron personas separadas del resto de la humanidad para un propósito especial (Ef. 1:3-5).

III.  Los tres ángeles

Ahora Juan ve a tres ángeles que anuncian tres juicios que han de ser derramados sobre la humanidad. El primer ángel muestra el juicio del evangelio eterno que ha sido predicado a toda la humanidad. Es un evangelio de salvación para algunos, pero de condenación para otros, pues no creerán en él. Cuando llegue el día del juicio lamentarán los habitantes de la tierra que escucharon el evangelio eterno y no creyeron en él.

El segundo ángel anuncia juicio sobre la gran Babilonia. El nombre Babilonia es un nombre simbólico que representa el sistema del mundo que es enemigo de la iglesia y la ha perseguido a lo largo de toda su historia. Este ángel anuncia su fin, si caída y derrota. Algunos intérpretes han dicho que esta “Babilonia” representa a la Iglesia Católica, pero esta no es la interpretación correcta, pues se usa en un sentido más amplio. Esta Babilonia es la misma bestia del capítulo 13 que sale del mar y que estudiamos anteriormente.

El tercer ángel anuncia castigo y condenación para todos aquellos que adoraron a la bestia y a su imagen y que recibieron la marca en su frente y en su mano. Lo que les espera es terrible: tormento de fuego y azufre por los siglos de los siglos. Esto descarta la enseñanza de algunos que afirman que los impíos serán aniquilados y no creen en el castigo eterno. El versículo 12 nos dice que “aquí está la paciencia de los santos”. Quiere decir que en su momento Dios hará justicia y recompensará a los justos por lo cual se anima a los creyentes a perseverar aún bajo la aflicción y las pruebas.


IV.  La tierra es segada

El tiempo del juicio ha llegado y Dios le ordena a dos ángeles a meter su hoz afilada para recoger dos cosechas totalmente distintas. La primera siega o cosecha es para recoger de la tierra a los que le pertenecen al Señor. Ya esta cosecha está madura. Ya se ha completado el número de los escogidos. Esta mies que habla aquí es la mies de Dios. En esta cosecha son reunidos todos los redimidos de totas las naciones de la tierra (Mt. 13:36-43).

Luego se ordena al segundo ángel meter su hoz para recoger la segunda cosecha. Lo único que esta cosecha no es para salvación, sino para ser echada en el lagar de la ira de Dios. Aquí se utiliza el ejemplo de las uvas cuando son echadas en el lagar para ser pisadas, aplastadas y así extraer su jugo. Lo único que de este lagar no sale el jugo de la uva, sino sangre. Representa el dolor y sufrimiento de aquellos que han rechazado al Cordero.

Lamentablemente hoy día ha desaparecido de muchas iglesias y de los mensajes que se predican, las referencias al castigo, la ira de Dios y los tormentos que aguardan a los que rechazan el evangelio. Tal vez porque algunos piensan que esto no es compatible con un Dios de amor y misericordia. Lo cierto es que Dios ha extendido su gracia y misericordia sobre toda la humanidad. Ha sido paciente con todos y ha dado bendiciones aún a los impíos que le odian. Pero el Dios de la Biblia es un Dios también justo y santo. La Escritura nos habla de la realidad de que a quienes rechazan a Cristo y su evangelio les espera una eternidad de sufrimiento indescriptible, y eso no podemos eliminarlo de la Escritura ni de nuestra predicación. Dios es amor, pero también es fuego consumidor.

Otro aspecto interesante de estas siegas es que una vez más se nos presenta una realidad muy distinta a la teoría del rapto pretribulacional. Como podemos ver, y ya hemos corroborado en estudios anteriores, ambos eventos ocurren en el tiempo del fin en un mismo evento, aunque son dos siegas distintas que recogen a dos grupos diferentes (Jn. 5:28-29).

La pregunta que toda persona debe hacerse es: ¿en cuál siega seré yo recogido? Si has creído en Cristo y le entregaste tu vida verdaderamente no te quepa la menor duda de que le perteneces a él y te reconocerá en su venida. No es por estar en la iglesia, ni por los


méritos religiosos; es por el sello que solo tienen aquellos que rindieron sus vidas al Cordero. Lamentablemente en ese día muchos escucharán de los labios de Jesús, “nunca os conocí”, porque nunca realmente fueron salvos (Mt. 7:21-23).

Preguntas de Repaso


1.  ¿Cuál es el contraste entre los que llevan la marca de la bestia y los que llevan el sello de Dios?
2.  ¿Cuáles son las características de los 144 mil sellados de Dios?
3.  ¿Se aplican a los creyentes estas característricas? ¿Por   qué?
4.  ¿Qué representa Babilonia en esta revelación?
5.  ¿Qué anuncia el tercer ángel?
6.  ¿Qué significado tiene el recogido de la primera  cosecha?
7.  ¿Cuál es el propósito de la segunda  cosecha?
8.  ¿Por qué razón hoy son escasos los mensajes que hablan de la ira de Dios y su castigo sobre la humanidad   caída?
9.  ¿De qué manera esta referencia a las dos siegas en el tiempo del fin desmienten la teoría del rapto  pretribulacional?

10.  ¿Cómo podemos tener seguridad de que seremos recogidos en la primera siega?

No hay comentarios.: