Estudio #21: El jinete
del caballo blanco
Apocalipsis capítulo 19:11-21
I. Introducción
En esta visión Juan ve descender del cielo a Jesucristo con el fin de dar la derrota final a sus
enemigos. Juan lo ve descender como un guerrero que viene con sus ejércitos,
con su espada en la mano y sus ojos como llamas de fuego, es decir, viene con
ira sobre la tierra. La visión nos presenta
a un Cristo victorioso, que como un general que ya
ha vencido, entra triunfalmente a la ciudad conquistada para acabar con lo que queda.
En esta visión,
tenemos una descripción de Jesucristo muy
distinta a la que vemos en los Evangelios; un Cristo manso,
que vino a predicar
y a
dar su vida en sacrificio. Un Jesús a quien menosprecian las personas, lo escupen, lo golpean, lo
vituperan. La razón es que en su primera venida Cristo vino como cordero para ser llevado
al matadero. Pero en
su segunda venida la cosa es muy distinta. Jesús
viene como juez,
como guerrero, como aquél
que viene a poner a sus enemigos
por estrado de sus pies. En ese momento
no habrá ya misericordia para los impíos,
no habrá perdón; es tiempo de dar retribución y castigo a los malvados.
II. La descripción de Cristo
El apóstol Juan nos da aquí en estos versículos una descripción bastante detallada
del jinete que desciende del cielo. Estos detalles son importantes porque expresan las
cualidades y atributos de ese Cristo que fue exaltado
hasta lo sumo y se le dio un nombre que es sobre todo nombre.
Primero, Jesús viene sobre un caballo blanco que representa pureza y santidad.
Pero el caballo también es símbolo de realeza, de poder y majestad. Él entró a Jerusalén al principio, pero no en un caballo,
sino en un pollino de asna. Representaba bajeza, un esclavo. Lo hizo así
entonces porque vino a dar su vida a morir por nuestros
pecados. Pero ahora en su
segunda venida desciende en un corcel o caballo blanco. La imagen es totalmente
opuesta a la anterior.
Su nombre es Fiel y Verdadero; es
decir, que viene como aquél que ha sido fiel al Padre, pero también fiel a los
suyos. Es verdadero porque él es el Camino y la Verdad;
toda su palabra es verdad y justicia. Como dijimos, viene como juez a impartir justicia
y a pelear contra sus enemigos. Las diademas en su cabeza
representan su autoridad y su señorío. No nos dice la cantidad de diademas,
pero son muchas; es decir, que a diferencia de
las diademas de las bestias que hemos estudiado, las de Jesús le superan en número.
En el versículo 13 nos dice que
su ropa estaba teñida en sangre.
¿Cuál es
esta sangre? No es la sangre de la cruz, sino la sangre de sus enemigos. La
visión es impresionante, es como un guerrero que ha estado en el campo
de batalla y viene con su ropa ensangrentada con la
sangre de aquellos que ha matado con su espada.
Recordemos que esta es
una imagen simbólica
y representa la victoria de Cristo sobre todos
sus adversarios.
Tiene escrito un nombre que
solo él conoce su significado:
El verbo de Dios. Así le llama Juan en su evangelio (Jn. 1:1). Los teólogos aún investigan por qué a Cristo se le llama
el Verbo de Dios. Verbo significa
más que la palabra, significa
acción, lo que se
ejecuta. Implica que Dios actúa y ejecuta su voluntad por medio de Cristo, su Hijo.
Jesús no viene solo. En su segunda
venida viene acompañado de millares de ángeles. Estos vienen vestidos con vestiduras
blancas de lino finísimo, lo cual representa también su santidad y pureza. De
su boca sale una espada muy afilada. ¿Qué representa esta espada? En otras partes
del Nuevo Testamento la espada representaba el evangelio o la Palabra de Dios. Pero aquí en el contexto
es símbolo de destrucción
y de juicio. Con ella viene a herir a las naciones
y a regirlas con vara de
hierro. Sobre su muslo tiene otra inscripción que lee: “Rey de reyes y Señor de señores”. Esto representa por supuesto, la posición de autoridad y
poder que el Padre le ha dado.
III. El apresamiento de la
bestia y el falso profeta.
Habíamos visto anteriormente que la bestia y el falso profeta reunieron a las naciones en la batalla
de Armagedón. Esto simbólicamente representa el ataque final
del poder anticristiano contra la iglesia y la victoria
de Cristo sobre ese ejército.
No debemos pensar en una batalla literal y
prolongada. Estos enemigos serán vencidos instantáneamente con el resplandor de la venida
de Cristo (2 Tes. 2:8).
El apóstol
ve a todo el mundo
congregado, unido contra
Cristo y contra su iglesia como un gran ejército
preparado para la batalla; pero esta es una batalla espiritual no material.
Algunos intérpretes han especulado mucho con relación a estas batallas que
describe Apocalipsis y han enseñado que se trata
de guerras literales con
tanques y aviones. No olvidemos la naturaleza simbólica de este libro. No
podemos identificar aquí guerras contra los rusos o los chinos y cosas
semejantes. Esta es la guerra
espiritual donde Satanás usa a las naciones
y al mundo impío en contra de la iglesia
de Cristo y en
contra de Dios.
Pero es una
guerra que aunque
implicará persecución y sufrimiento por un tiempo,
Satanás la tiene perdida porque ya ha sido
derrotado en la cruz.
Aquí se convoca a una gran cena, pero no podemos confundir esta cena con
la de las bodas del Cordero. Esta cena es para comer carne de reyes, de capitanes y de fuertes,
y de todos, tanto de esclavos,
como de libres. Esta cena es convocada por un ángel que llama a las aves desde el sol. Todo esto es simbólico. El ángel convoca
a todos los ángeles y la cena lo que representa es el juicio
de Dios para acabar con todo ese ejército del mundo, sus
autoridades terrenales y aún los que han servido a la bestia y al falso profeta.
Ha llegado el fin del sistema anticristiano del mundo,
tanto político como
religioso. Esta bestia es apresada, es decir, es capturada por los ejércitos
celestiales, al igual que el falso profeta. Esto representa el juicio final
donde toda rodilla se doblará, todo poder y autoridad del mundo será suprimida.
Todo será colocado bajo los pies de
Cristo. Esto culmina con el juicio final donde cada uno recibirá según sus
obras. Más adelante veremos otra visión de este juicio
donde los impíos serán lanzados al lago de fuego y
azufre, es decir, al tormento de la separación eterna de Dios.
He aquí el final del dominio y poder de los enemigos
de Dios. Está establecido que algún día todos
aquellos que desobedecieron a Dios y
rechazaron a Cristo, serán juzgados, incluyendo al mismo Satanás. El final no será la aniquilación o destrucción de la existencia, como enseñan
algunas sectas, sino una eternidad de tormento, de separación completa de Dios (Apoc. 20:10).
Sin embargo, los que estén inscritos en el Libro de
la Vida del Cordero porque creyeron en Jesucristo
y fueron justificados, gozarán
eternamente de paz, gozo y bendición junto a
la
presencia
del Señor por los siglos de los siglos. Esa seguridad solo la podemos tener
si hemos sido lavados con la sangre
de Jesucristo, pues en él está la vida eterna.
Preeguntas de Repaso
1. ¿Cómo se nos presenta a Cristo en esta visión de su venida?
2. ¿Qué significado tiene el caballo blanco sobre el cual
está sentado Cristo?
3. ¿Por qué su nombre es fiel y verdadero?
4. ¿Con quiénes viene Jesús acompañado en su venida?
5. ¿Qué significado tiene aquí la espada que tiene Jesús
en su mano?
6. ¿Qué significado tiene esta batalla entre Jesús y la
bestia y el falso profeta?
7. ¿Cuál es el propósito de esta cena para comer la carne
de los enemigos del Cordero?
8. ¿Cómo llega a su final el poder del sistema anticristiano?
9. ¿Qué sucederá con aquellos cuyo nombre estén inscritos
en el libro de la vida?
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