miércoles, 22 de marzo de 2017

Respuestas evasivas

Respuestas evasivas
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La vida puede ser difícil de entender. En el intento de abordar las crudas realidades de
nuestra existencia, podemos frustrarnos fácilmente. Anhelamos respuestas al inmenso
problema del sufrimiento. Incluso puede que nos preguntemos por qué a la gente buena le
pasan cosas malas y a la gente mala le pasan cosas buenas. Muchas veces las respuestas
parecen evasivas, ocultas, fuera de nuestro alcance.
Claro, sería lógico que a un terrorista lo matase su propia bomba, que un conductor
temerario sufriese un accidente grave, que una persona que juegue con fuego se queme.
Hasta sería lógico que un fumador empedernido muriese de cáncer.
Pero, ¿qué podemos decir de los hombres, mujeres y niños inocentes que mueren
víctimas de un atentado terrorista? ¿Y del joven que sufre daños graves en el cerebro
porque un conductor borracho provocó un accidente, o la persona cuya casa se quema sin
que haya tenido ella la culpa? ¿O, del niño de dos años que contrae leucemia?
Es peligroso y hasta necio pretender que tenemos una respuesta completa al porqué Dios
permite el sufrimiento. Las razones son muchas y complejas. Es igualmente impropio
exigir entender dichas razones. Cuando el afligido Job del Antiguo Testamento se dio
cuenta de que no tenía derecho a exigir una respuesta de parte de Dios dijo: «...Por tanto,
yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no
comprendía...» (Job 42:3).
Sin embargo, Dios sí nos ha dado algunas respuestas. Aunque no sepamos por qué una
persona en particular contrae una enfermedad, sí sabemos parte de la razón por la que
existen las enfermedades. Y aunque puede que no entendamos por qué enfrentamos un
problema en particular, sí podemos saber cómo lidiar con la situación y responder de
forma que agrade al Señor.
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”El sufrimiento constituye, sin lugar a dudas, el mayor desafió
para la fe cristiana.” –John Stott
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Algo más. No voy a pretender que comprendo totalmente el sufrimiento que usted puede
estar experimentando en este momento. Aunque algunos aspectos del dolor humano son
comunes a todos, las particularidades son diferentes. Además, puede que lo usted más
necesite en este momento no sea un bosquejo de cuatro puntos sobre por qué está
sufriendo ni lo que debe hacer al respecto. Es posible que lo que más necesite ahora sea
un abrazo, alguien que le escuche, o alguien que se siente con usted en silencio. Sin
embargo, en algún momento querrá y necesitará que las verdades de la Palabra de Dios lo
consuelen y lo ayuden a ver su situación desde la perspectiva de Dios.
Usted y yo necesitamos más que teorías que no han sido probadas. Es por eso que en las
páginas siguientes, he tratado de incluir reflexiones de personas que han pasado por
diferentes tipos de sufrimiento, tanto físicos como emocionales. Mi oración por usted es
que su fe en Dios permanezca firme, incluso aunque su mundo parezca desmoronarse

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